miércoles, 8 de marzo de 2017
MACRI CONTRA LA HISTORIA
A continuación comparto con
ustedes un artículo publicado en Chile sobre nuestro país y nuestro gobierno,
espero los haga reflexionar como lo hizo conmigo. Compártanlo si les gusta.
Es difícil dimensionar la trascendencia de lo ocurrido en
Argentina. Se trata de un golpe devastador para el populismo latinoamericano,
incluido nuestro gobierno, el que ha optado, como advirtió The Economist
hace poco, por continuar la ruta que arruinó a nuestros vecinos.
Argentina, como sabemos, no siempre fue el desastre que
es hoy. Por casi cincuenta años antes de la Primera Guerra Mundial nuestros
vecinos crecieron a tasas de un promedio de 6% anual, la tasa más alta jamás
registrada en la historia del mundo por un periodo tan prolongado. Millones de
europeos abandonaban sus países para llegar a la tierra prometida de Argentina
a tal punto que en 1914 la mitad de los habitantes de Buenos Aires eran nacidos
en el extranjero. El país llegó a estar entre los diez más ricos del mundo
superando a Francia, Alemania e Italia mientras su ingreso per cápita era de un
92% del promedio de los 16 países más ricos del mundo. Brasil, por hacer una
comparación, tenía un ingreso de un cuarto del argentino. Y esto no era sólo en
base exportaciones de bienes primarios.
Entre 1900 y 1914 la producción industrial de
Argentina se triplicó alcanzando un nivel de crecimiento industrial similar al
de Alemania y Japón. En el período 1895-1914 en tanto, se duplicó el número
de empresas industriales, se triplicó el trabajo en ese sector y se quintuplicó
la inversión en el mismo. Todo esto fue acompañado de un progreso social sin
precedentes en el país: si en 1869 entre un 12% y 15% de la población
económicamente activa pertenecía a los sectores medios, en 1914 la cantidad
alcanzaba el 40%. En el mismo periodo el nivel de analfabetismo se redujo a
menos de la mitad.
Usted se preguntará cómo llegaron nuestros vecinos a ser
uno de los países más ricos del mundo. La respuesta es que, desde mediados del
siglo XIX, introdujeron instituciones liberales que desataron las energías
creadoras de sus habitantes. El marco más relevante fue la constitución de
Juan Bautista Alberdi, brillante intelectual que admiraba a Thomas Jefferson y
a los padres fundadores de Estados Unidos.
Reflejando la filosofía libertaria que inspiraría su
constitución, Alberdi diría cosas impensables para un político actual, como por
ejemplo, que "los pueblos del Norte no han debido su opulencia y grandeza
al poder de sus Gobiernos, sino al poder de sus individuos" y que
"las sociedades que esperan su felicidad de la mano de sus Gobiernos
esperan una cosa que es contraria a la naturaleza".
El mismo Alberdi agregaría que "los Estados son
ricos por la labor de sus individuos, y su labor es fecunda porque el hombre es
libre, es decir, dueño y señor de su persona, de sus bienes, de su vida, de su
hogar". Toda esta filosofía liberal que encumbró a la Argentina a la
cúspide mundial se desplomó de manos del socialismo fascista de Perón y las
nuevas doctrinas estatistas que proliferaron a partir de la Gran Depresión de
los años 30. Desde ahí nunca más volvió a ser lo mismo. Hoy, Argentina es un
fracaso económico y social con una de las inflaciones más altas del mundo
occidental, niveles de corrupción récord, un ingreso que apenas llega al 43%
del promedio de los 16 países más ricos, inseguridad galopante, pobreza de un
30%, y además ha sido expulsada de los mercados de capitales internacionales.
Pero la esperanza llegó, tras un siglo de declive. El
nuevo gobierno encabezado por Mauricio Macri puso fin no solo a más de una
década de degeneración institucional kirchnerista sino a casi cien años de
dominio político peronista. Así las cosas, la tarea que enfrenta Macri es nada
menos que derrotar la historia. Ya logró una primera victoria en las urnas el
pasado domingo.
Esa fue la parte "fácil". Ahora le toca dar
inicio a una transformación sostenible en el tiempo que logre terminar, a nivel
cultural e ideológico, con el peronismo que ha destruido la libertad y
condenado a la decadencia y vergüenza internacional a un pueblo que ha probado
tener lo necesario para pertenecer a la élite mundial.
Si Macri logra la titánica hazaña de dejar iniciado ese
cambio permanente pasará a ser el más grande líder político que haya conocido
la Argentina en más de un siglo y sin duda uno de los más grandes que haya
conocido América Latina en toda su vida independiente. Los latinoamericanos de
buena voluntad no podemos más que desearle suerte y ofrecerle toda nuestra
ayuda, por el bien de Argentina y por el de América Latina.
Autor de "La tiranía de la igualdad"
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