lunes, 12 de noviembre de 2012
“EL QUINTO PODER”
Muchos periodistas, políticos y dirigentes sindicales no alcanzan a
comprender el fenómeno que se está dando en el mundo a través de las Redes
Sociales y su capacidad de auto convocatoria fenómeno que está cambiando la
forma de hacer política y de transformar las conductas de la sociedad en cuanto
a las manera de expresar e imponer a los “mandatarios” la agenda por parte de
los “mandantes”.
Consignas claras, breves, de profundo contenido a través de estas redes,
van de lo individual a lo colectivo y, cuando llegan a ese estadio comienza la
organización para hacerla pública y manifiesta en multitudinarias
manifestaciones populares que exteriorizan el sentir ciudadano para que los
medios tradicionales las levanten y las informen al conjunto de la sociedad y a
la dirigencia.
Cada uno de los integrantes de estas convocatorias es el “líder” de la
misma, generalmente un ser que ha dejado de ser anónimo y empieza a tener
trascendencia a través de estos modernos mecanismos de interrelación,
social o política.
La política en particular, a través de las redes sociales empieza a
jugar un papel distinto, ya no recibe el discurso y lo encauza, sino que lo
impone y son los políticos los que deben asumirlo y llevarlo como estandarte de
su mensaje.
Es a partir de esta premisa que la forma de hacer política debe
transformarse y adecuarse porque de otra manera perderá la adhesión de sus
seguidores, que hoy adquieren una nueva identidad.
Los partidos tradicionales acostumbrados a marcar la agenda son los que
más se resisten a aceptar estas nuevas y modernas formas de manifestación
política. Ya no importa cuán centenario y tradicional es el Partido o
Movimiento, sino que capacidad tiene de intercomunicarse con la población no es
desde el discurso de barricada, sino de la discusión en el espacio cibernético,
que requiere de un lenguaje y una conceptualización diferente.
Estamos pues frente a la aparición del “Quinto poder” y las
organizaciones políticas deberán establecer mecanismos de canalización para que
su modalidad anárquica pueda encausar el mensaje y transformarlo en propuesta.
En nuestro país, el 13 de septiembre p.pdo y el resiente 8 de noviembre
la sociedad se movilizo, en el primero de los casos con una manifestación que
asombro a propios y extraños, en el segundo la presencia popular se triplico y
se extendió de norte a sur por todo el país, clases medias, medias bajas,
medias altas y medias medias unidas por una sola consigna, libertad y respeto.
Libertad en el sentido amplio y concreto, reclamando basta a la mentira
de la inflación, a la mentira estadística, trabajo para todos, que en lenguaje
más sofisticado significa inversiones para incrementar la capacidad
distributiva, impuesto a las ganancias con la elevación del mínimo no imponible
para que los aumentos que se obtengan sean percibidos y no succionados por
dicho impuesto, mejor infraestructura de transporte ya sea urbano o
interurbano, abarcando trenes, subtes y colectivos, resolución de problemas de
infraestructura que agobian al ciudadano como inundaciones, agua, cloacas,
inseguridad y valoración de la vida, enfatizando un basta al discurso
ideológico que sirve para enardecer a la tribuna pero no resuelve el problema
concreto de la gente, basta al discurso épico y a la búsqueda de enemigos para
desde la confrontación construir poder, basta a recurrir al pasado para
justificar un presente ineficaz que no resuelve los problemas.
El 2001 esta diez años atrás de la realidad presente, los cinco millones
de puestos de trabajos ya empiezan a perderse por una gestión económica que se
la a calificado de “mala praxis” generando una deuda interna impagable, echando
mano al recurso de los jubilados, a la emisor descontrolada para financiar un
gasto publico cada vez mas descontrolado a su vez.
Respeto en el sometimiento a la ley y la constitución, sin pretensiones
reeleccionistas o modificaciones de la misma a medida del partido gobernante,
presencia en el mundo y respeto de la comunidad internacional, sin soberbia y
sin pretender aleccionar al mundo con un modelo y un relato que ya está
comenzando a hacer agua y por lo tanto no es ejemplo para nadie, pese a que el
gobierno persiste e ignora que el estallido por vez primera será en sus propias
manos y no podrá ser trasladado a quienes lo sucedan.
Justicia, esto es que los ciudadanos sepan que encuentran en el Poder
Judicial un resguardo a sus libertades, un límite al atropello y no como hoy
que los embates del ejecutivo son cada vez más fuertes, más descarados
pretendiendo imponer magistrados afines y por ello agobian a los consejeros
independientes o descalifican la honra de jueces probos para apartarlos de su
función bajo una presunción de que no decidirán de acuerdo a los intereses del
gobierno.
Trabajo para todos significa también basta de clientelismo que es la
nueva forma de sumisión y esclavitud y
de alocados subsidios que solo enriquecen a los que los manejan, y que no son
otra cosa que base de corrupción. Hay una demanda de ética hoy en la sociedad.
Esta lectura debe ser hecha por el gobierno, que hasta ahora ha
ninguneado a protesta pacífica y sigue escudándose detrás del 54% de los votos
que una vez tuvo y ahora no puede garantizar que los mantiene y ello debido a
una oposición inexistente, extraviada en ideas y carente de propuestas firmes
que contrarresten los absurdos del poder.
Inteligentemente el gobierno a través de la cuantiosa propaganda oficial
y sus medios adictos ha instalado en la sociedad que el Movimiento Nacional y
Popular es el único camino para la generación de las soluciones que la sociedad
demanda y toda otra opción es o de derecha, como sinónimo de dictadura o neoliberalismo como encarnación del
capitalismo salvaje, generador de desvaloracion de lo nacional, por lo tanto el
origen de todos los males y dramas que han aquejado a la republica.
Embretados en este círculo vicioso la oposición se viste de progresista,
entra en el ideologismo absurdo impuesto por el gobierno y le hace el caldo
gordo, atomizando el espacio opositor y dentro de la división, con mayor o
menor caudal de votos sigue arrasando en elecciones.
Los radicales convocan, pero pese a sus dichos quieren liderar la
convocatoria, otras fuerzas se unen, pero también tiene nombre y apellido los
que quieren liderarla y así con otras fuerzas políticas, no hay proyecto común,
solo manifestaciones de una unidad que se fractura tan rápido como se le ponen
nombre y apellido, porque todos expresa o calladamente tienen un límite, en lugar de partir de un límite
común la Constitución Nacional y sobre
ella construir un programa que seduzca a la sociedad y garantice que los
errores del pasado y los dislates del presente no sean reiterados.
La libertad de prensa está en peligro, el avance del gobierno sobre el
Grupo Clarín no es otra cosa que buscar silenciar una voz dura independiente y
cuestionadora de todos estos temas que hemos manifestado, de concretar su
aspiración, mediante la aplicación de una ley a medida, pocos recursos libres
quedaran en la sociedad y esto no implica santificar este grupo, que también
tiene lo suyo pero al menos hoy, cumple con el objetivo de ser un duro crítico
del poder y su metodología, de allí su ansiedad de llegar al 7 de diciembre y
poder desmembrarlo y restringirlo, hecho que no hace con otros medios
igualmente desacomodados con la ley y permite que otros sean transferidos en
contra de lo que la ley establece.
La mentira oficial se profundiza, los aprietes se profundizan, la falta
de pericia en áreas críticas se profundiza, el pueblo, a través de Redes
Sociales ya se ha manifestado y lo
seguirá haciendo y tanto el gobierno como la oposición deberán escuchar, interpretar su mensaje y transformarlo en
planes, proyectos o ideas políticas y buscar idoneidad en su implementación.
El quinto poder ha hecho su aparición en la Argentina, ya ha enviado dos
contundentes avisos a los políticos y a los partidos, del gobierno y de la
oposición, y está preparado para volver a manifestarse tantas veces como crea
que está siendo ninguneado y, cuando sienta que no es respetado, y como en
Medio Oriente, ya no lo hará en paz y la fina línea divisoria entre la protesta
y el reclamo hará que de un paso al frente la violencia y cuando esta es
anárquica sus consecuencias son más dolorosa.
En el siglo XVIIII decíamos que había que educar al
soberano, hoy en pleno siglo XXI la consigna es escuchar al soberano.
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