martes, 29 de mayo de 2012
CRISTINA VS CRISTINA
“El poder es el
mayor enemigo de su dueño”
Proverbio. Chino
Cristina Kirchner, desde que
accedió a la Presidencia de la Nación, aun en vida de Néstor Kirchner, se
dedicó fundamentalmente a acumular poder, tan es así, que las decisiones que
adopta su gobierno, ya sea por su intermedio o de sus ministros deben pasar por
el filtro de su impronta o de sus más conspicuos colaboradores, es por ello
que, cada vez que algún integrante del Gobierno debe efectuar declaraciones
comienza diciendo “tal como lo ha instruido la Presidente”, o “según
instrucciones recibidas de la Presidente”, etc. o sea, que queda bien claro el
rol que asume CFK frente a cada uno de los temas que maneja el gobierno, por lo
tanto, estamos frente a un dicho que reza: “El Estado soy Yo”.
Cuestionamos a De Vido,
Moreno, el inexistente Ministro de Economía, o el inoperante Canciller
Timmerman, al igual que otros funcionarios, por las gestiones que ellos hacen,
que nos son otras que el cumplimiento tan mentado de la “obediencia debida”,
que no es otra cosa que una fuerte acumulación de poder, ya que para lo único
que su gabinete tiene las manos libres es para la coima y el cohecho, y eso ya
han demostrado que lo saben hacer muy bien.
Cuando alguno se aparta de
esta modalidad –caso Boudou- ella, como otros guardan silencio por la única y
efectiva razón de que a este personaje lo ha designado ella, a dedo, sin la
aprobación y consulta del que fuera su partido o de los que eran y siguen
siendo sus “colaboradores”, eufemismo para definir a sus alcahuetes.
Todos recordamos que frente al
proceso eleccionario del 2009 el lema era “yo o el caos” esgrimido por el
difunto Kirchner, y la gente eligió el caos, porque Don Néstor perdió la
elección, con astucia el difunto manejo la situación con habilidad, renunció a
la presidencia partidaria y recurrió al sumiso Daniel Scioli para sucederlo y
luego, le impuso a Moyano como Vice Primero.
Mientras esto ocurría, CFK,
seguía acumulando poder, frenando cualquier alternativa que se presentara en
contra de su mirada de la realidad nacional.
En las elecciones de octubre
del pasado año, CFK designó, a dedo, a diputados, Vicegobernador de la
Provincia de Buenos Aires, Senadores, con la finalidad de seguir acumulando
poder, alejándose del Justicialismo y empezando a conformar el Cristinismo, que
no es otra cosa que in incremento en la conflictividad que ya traía el
Kirchnerismo, amparándose en los jóvenes de La Campora, el Movimiento Evita y
otros movimientos sociales (guardias pretorianas) que le son ciegamente
adictas.
Estas circunstancias hicieron
que paulatinamente se vaya desdibujando su imagen y, con toda seguridad con
ella ir perdiendo lentamente votos, sobre todo de los sectores medios a raíz de
las políticas implementadas desde que asumió su segundo mandato.
El deterioro de los servicios
públicos comenzó a acelerarse y la tragedia de once, puso una bisagra al
transporte ferroviario para hacerse visible y palpable, por los
ciudadanos, que ya viajaban como ganado y alto riego, se hizo cargo de
involucrar a toda la ciudadanía.
En cuanto a las expectativas
económicas, cada vez están quedando más claros los errores del modelo,
que ha perdido, ya hace bastante tiempo, los pilares de sustentación, los
famosos “superávits gemelos” que, para corregirlos, necesita de una
emisión galopante, desentenderse de las obligaciones de la coparticipación federal,
restringir el comercio y por lo tanto, lenta e inexorablemente, irle quitando
eficiencia y capacidad exportadora a los sectores de la industria
que justificaban gran parte del importante crecimiento obtenido, el sector
automotriz y la metalmecánica y siderurgia.
Los argentinos, todos sin
excepción, sacaron del país durante su gestión, cerca de 80 mil millones
de dólares, a precios oficiales y por las ventanillas del sistema financiero
que regula y controla el Banco Central y, ella a su vez, mediante decretos y
hoy con la reforma de la Carta Orgánica, meterá sus manos para disponer de los
recursos de las reservas que, como dice la Constitución Nacional, son las
reservas de la Nación y no del gobierno.
¿Por qué esa incesante
búsqueda de dólares en todos los estamentos de la sociedad?, como bien lo ha
definido el economista Orlando Ferrer, el papel moneda no es solo un
instrumento transaccional, sino que detrás de el, coexisten otros conceptos que
son los que le dan fortaleza y credibilidad y lo transforman en reserva de
valor para muchos, estos son: a) seguridad jurídica; b) sostenimiento de reglas
de juego estables; y, 3) una intervención en la economía que avasalle derechos.
Por otra parte y, aquí me
parece estar escuchándolo a Ricardo Arriazu que por allá en 1989, dejaba bien
en claro cuál era el factor indexatorio de la economía, cuando por esos días
los comerciantes no abrían sus negocios porque la variación del tipo de cambio
era tan abrupta que no atinaban ni a poner un numero para poder remarcar la
mercadería, privilegiando así sus stocks en mercaderías a su liquidez
corriente. Tampoco había capacidad para responder a las demandas salariales que
cotidianamente se efectuaban.
Ocurrió en 2001/2002 lo
mismo, primero se blindó el retiro de fondos de los bancos con una
bancarización compulsiva y luego con una pesificación que terminó, en una
también abrupta devaluación.
Discutir hoy si intervención
estatal o libre mercado es un anacronismo, porque cuanto más abrupta y profunda
es la intervención estatal, el mercado busca por si mismo alternativas que
eludan estos controles y restricciones que se implementan, pero cuanto más
libre mercado hay, más fuerte es la presión de los ineficientes para restringir
condiciones que no los afecte y es allí donde imperan controles ya sea
operativos y/o arancelarios.
Por un segundo, imaginemos a
CFK frente a los primeros síntomas de presión por el dólar, por cadena nacional
como tanto le gusta, anunciar a la población que, todos aquellos que deseen
tener dólares pueden dirigirse al Banco Central y al tipo de cambio de entonces
se les venderían todos los dólares que quisieran comprar. Aceptación popular
elevadísima, 54% de la voluntad expresada, diáspora de la oposición, ¿qué
hubiera ocurrido?, quisiera ensayar una respuesta, imaginándome a mí en la cola
para comprar los dólares, cinco cuadras atrás de la puerta del Central y
pasando cerca mío los que habiendo entrado, salen contando sus dólares
comprados a precio oficial y sin otro requisito que llevar pesos para comprar
dólares, sin formularios, declaraciones juradas o sofisticados programas
impositivos que siempre tienen tufillo a persecución. Ciertamente no
hubiera dormido en la vereda esperando mi turno, ante la evidencia del
operativo, hubiera embolsado mis pesos y me hubiera ido a casa.
Imagínense además que el
Gobierno hubiera implementado el Caso Badaro a los jubilados, reencausando los
subsidios, acompañando la movilidad cambiaria de nuestros principales aliados
comerciales, tal el caso de Brasil, no hubiera restringido importaciones sin
medir las consecuencias, pues entonces no estaríamos en esta situación, que es
lo mismo que decir habría un mínimo de seguridad jurídica y, una
manifestación de querer establecer reglas claras, por supuesto que con un
poco de racionalidad en el gasto público, hoy no estaríamos frente a un serio
problema de violación constitucional de los derechos de los que quieren viajar
y ahorrar en otra moneda y hubiéramos hecho algo que es verdaderamente
soberano: cuidar el prestigio de nuestra moneda.
Claramente estas medidas
“supongo” que son de lógica simple correrían la suerte de ser
consideradas “neoliberales” impensables en la mentalidad de un gobierno que se
precia de ser “nacional popular e inclusivo”.
¿Soy yo o estoy relatando algo
más o menos parecido a lo que se hizo en el 90 con Menen y que se dio en llamar
convertibilidad, que ojo!!! tiene condimentos más importantes en lo jurídico
que el tipo de cambio fijo, que no quiere decir al mismo valor, quiere decir a
un determinado valor que puede modificarse, pero que el gobierno estaría
dispuesto a vender cada vez que se lo demande?
¿Cómo se des dolariza una
sociedad?, pues no le quepan a ustedes dudas: llenando los bolsillos de
dólares, y fomentando el ingreso de dólares para inversión, por exportaciones y
dejando que el mercado se compense entre sí, importadores con exportadores.
Claro, para hacer algo más o
menos parecido, se necesita un uso racional del poder, interrelacionarse con el
mundo y no con Angola, tener un plan económico transparente y con idoneidad en
el manejo de los resortes de la economía y, sobre todo, dar previsibilidad
jurídica a todas las acciones del estado no solo en lo económico con
estadísticas serias, sin patoterismo o mentiras discursivas, sino también, sin
intervenir en la justicia y haciendo valer las opiniones de los órganos de
control.
Esto no implica que el estado
no intervenga en las políticas sociales; salud, educación, medidas de apoyo a
los más vulnerables, seguridad y protección a la vejes, temas que no
necesariamente corresponden al arco nacional y popular, por el contrario, las
medidas populistas no son otra cosa que un placebo para los más débiles de la
sociedad, porque los encadena, los incita a manejarse por fuera de la
formalidad y la ley, mata ferozmente la cultura del trabajo y del esfuerzo y
cuando esto estalla nos vemos frente a mucho, pero mucho mas de eso mismo.
Veamos qué nos ha enseñado el
mundo al respecto, y tomemos debida nota de ello, o simplemente miremos para
atrás y analicemos qué paso desde la década del setenta hasta la fecha y de
allí podremos extrapolar lo que ha de suceder en el futuro.
Podría parafrasear a Clinton y
decir “no es el dólar estúpida”, es el engreimiento de un exagerado poder, que
pretende colocarse por encima del poder de la ley y de transformarse en una
virtud para servir desde el, se vuelve en un enemigo muy peligroso, para quien
lo ejerce y para los que se lo ejerce.
Recuerdo mal o un viejo pícaro
dijo: “cuando el pueblo pierde la paciencia, hace tronar el escarmiento”
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