Por Enrique García-Mansilla
“La confianza en el Gobierno está en el mismo nivel que en noviembre de 2001 y en el punto más bajo de la era kirchnerista. Néstor Kirchner no se dedica a gobernar, se limita a utilizar el poder que le queda para atacar a sus enemigos. La oposición sigue ausente y el país está a la deriva. Ya acumulamos 10 meses consecutivos de caída en la producción industrial. El Gobierno usa reservas del Banco Central, que ya están por debajo de los u$s 40.000 millones. Más que un estallido cambiario, habría que esperar creciente conflictividad social, forzada por el propio deterioro de la economía”. ( Roberto Cachanosky – economiaparatodos.com)
Hace ya tiempo que no tratamos, en forma específica la problemática gobierno/campo que desde antes de marzo del 2008 ya venía desarrollándose y adquirió su punto de tensión más alto con la Resolución 125 de retenciones móviles para la soja.
Recién llegado al poder la Dra. Cristina Fernández, comenzó con tropezones, recordemos el caso Antonini Wilson, cuyo caso aun no ha terminado de ser develado y que llevo a los K a duros términos con el Gobierno de los EEUU y alguna de sus agencias de inteligencia, luego vino la resolución de marras que exploto la ya tensa relación entre el campo y el gobierno que venía subiendo las retenciones en la medida en que el precio de la soja, crecía en los mercados internacionales.
A esto se le dio en llamar apropiarse de las rentas extraordinarias que beneficiaria a los agricultores argentinos. Recordemos que a ello debemos sumar el conflicto con la ganadería en el 2006 y 2007 y el de la lechería.
El mundo, demandaba alimentos y la argentina era un proveedor excepcional por la calidad de sus productos, no solo tradicionales sino también por aquellos desarrollados en las economías regionales.
Kirchner durante su gestión se enfrento con países, organismos internacionales y nacionales y en todos ellos saco algún beneficio, básicamente le posibilito acumular poder y sus actos espasmódicos le granjearon la buena predisposición de muchos sectores de la sociedad como fue el pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, hecho insólito porque no vencía y su costo era quizás el más accesible y poco oneroso que las otras transacciones financieras que se hicieron con, por ejemplo Venezuela. Kirchner no quería controles y que sus políticas no fuesen auditadas.
El conflicto con el campo por las retenciones sonó en la sociedad como una confiscación de los beneficios del campo y en las provincias como una reducción importante de los impuestos coparticipables, el campo resistió, el gobierno duplico la apuesta cambiando tantas veces como le convino el destino de esas ganancias extraordinarias.
En un acto de arrojo la PresidentE/A decidió enviar la resolución 125 al Congreso para que este la transforme en ley pretendiendo que con sus mayorías automáticas los ruralistas depusieran su actitud y de allí en adelante las cosas entraran al menos en una normalidad.
Actos de un lado, actos del otro, mostraron una pulseada que el Gobierno politizo calificando al campo de desestabilizadores y golpistas y empujo a su guardia pretoriana para que frene las aspiraciones de protesta que estaba realizando. Empezó la lucha de piquetes buenos y piquetes malos y la mesa de los argentinos se monto en el escenario nacional, en donde el pan, la leche y la carne eran sus principales actores. Personajes como Moreno, Etchegaray, D’Elía y otros pasaron a ser protagonistas destacados de este proceso.
El Congreso no le dio al Gobierno el resultado esperado y, rápidamente salto a la fama el Vicepresidente de la Nación, Ing. Cobos, al votar negativamente la ley frente al empate obtenido en el Senado, ley ajustadamente aprobada en Diputados.
Dijimos entonces y, lamentablemente no nos equivocamos, que ganarle a los Kirchner era muy peligroso porque su estilo era siempre la de redoblar la apuesta ante cada hecho de adversidad ya sea política o de gestión.
El conflicto siguió y el gobierno aderezo con medidas que empezaron a generar altos niveles de desconfianza y caída en su imagen en la población, recordemos: estatización de Aerolíneas Argentinas, confiscación de los fondos de las AFJP y no una reforma jubilatoria seria y una serie de anuncios y planes absurdos que jamás tuvieron serios principios de ejecución, como la apertura del canje o el pago al Club de Paris, todo esto anunciado con bombos y platillos. Ni que hablar de otros papelones internacionales que dan vergüenza ajena.
Los dibujos estadísticos que se comenzaron en el 2007 empezaron a hacerse cada vez más evidentes, como el apriete a empresarios y comerciantes desde la Secretaria de Comercio como así también las trabas establecidas por el ONCA para las exportaciones agropecuarias.
Diálogos, reuniones, idas y vueltas se transformaron en las noticias más destacadas entre el Gobierno y el campo y con ello hemos llegado hasta aquí, sin que las soluciones aparecieran y el resultado fue cierre masivos de tambos, caída a niveles inimaginables en el stock ganadero y una pérdida de cerca de 30 millones de toneladas en las cosechas que venían creciendo y se aspiraba a superar los 100 millones de toneladas con holgura. Simultáneamente se comenzó a afectar a otras actividades directamente vinculadas con el campo y las ciudades y pueblos del interior del país.
Como si ya esto no fuera poco sufrió nuestro país la sequía más importante y prolongada de los últimos cincuenta años que encontró a productores y gobierno enfrentados, por lo tanto, la mesa de los argentinos voló por el aire.
En este redoblar la apuesta el Gobierno adelantó el proceso electoral que debía llevarse a cabo en octubre del 2008 a junio y se coloco el propio ex Presidente a la cabeza de la compulsa electoral como candidato de la Provincia de Buenos Aires, territorio que no conoce, no vivió y que no contribuyo a su carrera política. Obligo también a intendentes, y al Gobernador de esta Provincia a presentar sus candidaturas con él, dando lugar a las candidaturas testimoniales, una nueva estafa que, comparada con la década infame, supera todo lo previsible.
La cuestión: ganar a toda costa y con cualquier estrategia porque, como el mismo señaló, lo que estaba en juego era el modelo y el su creador era la punta de lanza para su defensa.
Conclusión: Kirchner, el Gobierno y el aparato mas los recursos ingentes del estado puestos en juego, perdieron el 70% de la población voto otras alternativas y en el campo de batalla elegido para dar la pelea triunfante, sufrió una derrota terminante aun con la estafa testimonial que se monto.
Desde el Gobierno se armo una parodia del dialogo que no condujo a ninguna otra cosa que a intentar dividir a los partidos políticos, a generar tiempo para reagruparse y salir al ataque con más virulencia que antes, basados en una cuestionada legalidad y una innegable ilegitimidad.
El Presidente de la Sociedad Rural Argentina pudo haber tenido un poco mas de tino en el discurso inaugural de la Exposición Rural Anual, pero lo cierto es que la derrota del oficialismo en junio tuvo como antecedente el triunfo del campo en el Congreso Nacional ya que esa lucha gobierno/campo desplomo fuertemente la confianza, credibilidad e imagen de los actores gubernamentales. El mayor reflejo de esta falta de confianza fue y es la gigantesca salida de capitales que dejaron de confiar en el país.
En política, decía Arturo Frondizi, no todo lo que se piensa se dice ni todo lo que se dice se hace, en definitiva se hace lo que se puede. Perón tenía alguna frase similar ya que nunca fue agarrado distraído.
El viernes 4 de septiembre terminó el séptimo paro de la era Cristina y el decimoprimero de la era de los K y como dice el dicho popular “son todos muchachos buenos, pero el poncho no aparece”, esto es, no hay avances, no hay soluciones y no se las espera para los próximos días, semanas o meses.
Ha dejado de ser este conflicto un conflicto sectorial y no de menor importancia, sino un fuerte conflicto político que envuelve, gobierno, provincias, municipios y la gente, sobre todo la del interior y el bienestar de las provincias que con excepciones se enfrentan con serios problemas en sus cuentas fiscales.
Por lo tanto, los indicadores gubernamentales pasaron a la historia, ya no crecemos a tasas chinas, ya no tenemos fuertes superávits gemelos, los fabricamos y la desocupación, pobreza e indigencia crecen o se colocan muy cerca de la que supimos ver en el 2001/2002.
Mientras esto ocurría en la Argentina, el mundo se desplomaba en una crisis inédita de carácter global que tiro por tierra las ganancias extraordinarias del campo, el petróleo y el intercambio comercial y turístico de las naciones y las multinacionales más importantes del mundo, financieras o industriales tuvieron que recurrir al salvataje de sus gobiernos.
Ni lerdos ni perezosos nuestros dirigentes salieron a proponerle al primer mundo recetas para revertir la crisis, en un acto de arrogancia e ignorancia pocas veces visto.
El gobierno actúa como “pato criollo”, que tiene como característica orinar y defecar en forma simultánea y como no hay suficiente crispación, temor y desconfianza, se manda con una Ley de Radiodifusión so pretexto de cambiar la de la dictadura, para imponer algo parecido a la democrática ley sobre el tema del democrático Hugo Chávez.
¡Qué te pasa Clarín! Vocifera el presidente cada vez que ha sido interrogado por esta ley, cuyo primer acto fue, el “Futbol Gratis” y cualquiera estaría dispuesto a trabajar gratis con un bonito cheque de 600 millones de pesos. Entre mafias y barras bravas se entienden, o mejor dicho, Dios los cría y ellos se juntan.
Macri, una vez más, fue a la casa de gobierno bandoneón bajo el brazo a intentar conseguir lo que la reformada Constitución manda y salió tarareando “por ser bueno me dejaste en la miseria…” y encima le costó un instrumento cuyo costo no debe ser insignificante. “Tango que me hiciste mal y sin embargo te quiero”.
Lo cierto y, para finalizar esta larga nota, debemos concluir, sin temor a equivocarnos que:
1.- El Gobierno no tomo nota de que perdió;
2.- Sigue y seguirá redoblando la apuesta, no subestimarlo;
3.- El precio de la Gobernabilidad destruirá la Republica;
4.- La disgregación de la oposición hace que el Gobierno, aun perdiendo, parezca que gano
5.- Al campo minga
6.- Nada detendrá la Ley de Radiodifusión que los K quieren
Por lo tanto, el futuro, (¿Qué futuro?), será tormentoso, agitado y, finalmente en esta ecuación, los argentinos saldremos perdiendo, porque el mundo lentamente se recupera y nosotros “cuesta abajo en la picada, las ilusiones pasadas que a tu lado yo pase” seguirán cayendo si no se produce el cambio que la sociedad pidió.
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