Los próximos meses serán muy duros, todavía no sabemos lo que se ha de venir pero no resulta muy difícil imaginarlo, una ley de presupuesto mentirosa y una ley de actividades políticas hecha a imagen y semejanza de los intereses K que ganaron con la ley del General Lanusse y algunos retoques posteriores.
Por Enrique García-Mansilla
Bajo el slogan de la Ley de la Dictadura se ha cometido un daño irreparable a la Republica, sancionando una ley de Radiodifusión o de Medios como le gusta decir al Gobierno, con un grado de impudicia y desaprensión por las más mínimas normas morales, éticas y de lealtad al pueblo que el 28 de junio pasado dijo, amplia y contundentemente, ¡BASTA!
¿Qué libertad fue restringida con la ley de la dictadura, que vos fue acallada con su contenido, quien no pudo desarrollar medios de comunicación radial o televisivo o escrito? Ninguno y nadie, sean en forma legal o fuera de su contexto pudo, desde los más grandes y hasta los más chicos, dejar de efectuar emprendimientos comunicacionales desde Tierra del Fuego hasta la Quiaca.
Nada en la ley vigente impedía que ONG’s, Sindicatos, Universidades o instituciones religiosas, pudieran desarrollar emprendimientos, salvo los que surjan de las posibilidades económicas que esta nueva ley no ha de resolver.
¿Impidió la ley de la dictadura el uso arbitrario de los fondos del Estado destinados a las pautas publicitarias?, absolutamente no, por el contrario esta nueva ley, en su espíritu y en su letra, hará más arbitraria y mas obsecuente a medios a raíz del destino de esos fondos.
Los fondos espurios de las Obras Sociales Sindicales serán seguramente utilizados para estos fines y con la codicia de los K, arbitraran los medios como para que los juicios en marcha por estos fraudes queden en silencio, curiosamente las investigaciones del Juez Oyarbide han dejado las primeras planas de los diarios y de ser tema en los canales de televisión; arrancaron con virulencia y lentamente se fueron acallando.
¿Cómo harán las ONG’s o las poblaciones indígenas paupérrimas para instalar medios comunicacionales sin el concurso financiero del Gobierno?, seguramente de la misma forma que lo hicieron algunos gobernadores que instruyeron a sus diputados y/o senadores votar favorablemente la ley, con los recursos de todos nosotros que el matrimonio presidencial utilizo a diestra y siniestra, para lograr su propósito. Hay que “dar a cada uno lo suyo” como elegantemente decía Celso en su definición de Derecho, se compra lo que se vende, por lo tanto uno y otro merecen el escarnio de los ciudadanos libres y preocupados por el destino de la Republica.
Una ley con destinatario evidente: “¿Qué te pasa Clarín?”, o “vamos por todo”, lo único que nos hace es entrar más virulentamente en el trío de desequilibrados que forman Chávez, Morales y Correa. Ya nos caímos del mundo, con esta legislación y otras que hemos visto últimamente y, las que esperamos en estos dos próximos meses, hacen que, nos estemos agarrando con las uñas para no caernos de occidente.
La oposición le hizo el juego al Gobierno, se prendió en el slogan y a partir de allí lo único que el Gobierno necesitaba convalidar era el precio que le costaría sacar esta ley.
Ni en el máximo del esplendor de su poder, tanto Videla, Massera o Agosti, se hubieran animado a sancionar una ley tan arbitraria como esta que ha contado entre sus más encarnizados soportes al repudiable D’Elía que festejo su sanción de una forma que justifica sus expresiones de odio a lo que él considera los oligarcas.
¿162 artículos y otro tanto de incisos son realmente necesarios para garantizar la libertad de prensa y la diversidad de medios?, ¿no basta lo que dice la Constitución Nacional en breves y contundentes palabras?, ¿solo quince días de discusión, con el antecedente de 80 foros de dudosa integración bastaron?
Lo hemos escrito antes y lo escribiremos nuevamente: ganarle a los Kirchner conlleva un precio tremendo, porque no tienen escrúpulos y hacen del poder una herramienta para plasmar sus ambiciones y profundizar en la corrupción y en la búsqueda de lo peor de los seres humanos haciendo de la política, un medio para sus propósitos y no, un servicio hacia la Nación.
Pero la Nación ha sido servida, pero no por un acto de consentimiento, sino por un espurio acto de violación a la Constitución y una vez más se ha utilizado a la Democracia para implementar los mas deleznables deseos de los pervertidos.
“La autoridad obtenida en las urnas no es garantía suficiente de que el gobernante poseerá, a lo largo de su mandato, el poder o el liderazgo necesarios. Estas capacidades deben ser ganadas días a día, por medio de la gestión que merezca la aprobación popular” decía Dick Morris, Consultor Político Internacional. ¿Cómo reescribiría esta frase el Dr. Morris a la luz de la experiencia argentina que estamos viviendo y sobre todo después del 28 de junio?
¿Qué pasa con las estadísticas, que pasa con el campo, que pasa con la inseguridad, que pasa con los recursos de los jubilados, que pasa en las privatizaciones corruptas, que pasa entre el Gobierno Central y el de la Ciudad de Buenos Aires?, ninguno de estos “que pasa” son buen presagio de cómo esta ley ha de implementarse y como serán asignados los medios mediante una autoridad de aplicación de dudosa pluralidad.
¿Por qué argentina deberá tener condiciones especiales para negociar con el FMI, o con el Club de Paris, o los hold outs y, además pretender enseñar al mundo como debe actuar para soportar la crisis?
Hago mención a esto porque lo que aquí vemos es que, se idiotiza al pueblo, se lo empobrece para poder conducirlo y se lo aleja de la educación y cultura, porque de ser así deberían gobernarlo y entonces sí día a día habría que ir generando el consentimiento de los hombres libres.
Con Mayo nació la prensa autóctona, con esta ley, como en algunas épocas del pasado, se amordaza a la misma de igual forma que el Consejo de la Magistratura le quito la venda a los ojos de la justicia.
Ciertamente que “a río revuelto, ganancia de pescadores” y Néstor Kirchner de esto algo sabe, porque los dividió, los entretuvo con discusiones en comisiones y, con mucha ironía, el operador en el senado de los K, levanto las discusiones en las comisiones tan pronto pudo conformar los números para firmar los dictámenes y sacar la ley en el recinto.
Los próximos meses serán muy duros, todavía no sabemos lo que se ha de venir pero no resulta muy difícil imaginarlo, una ley de presupuesto mentirosa y una ley de actividades políticas hecha a imagen y semejanza de los intereses K que ganaron con la ley del General Lanusse y algunos retoques posteriores.
Esta ley judicializará a los medios, porque en su contenido se vulnera la seguridad jurídica con la caducidad de plazos otorgados por este gobierno a los medios que impone, porque para establecer nuevos medios o renovar licencias hay que explicitar contenidos y porque las sanciones que impone sobrepasan las facultades judiciales y ni que decir, sobre la libertad de opinión.
La Constitución Nacional en la versión que más le guste al lector, no deja lugar a interpretaciones, es taxativa, la libertad de expresión es inviolable y no puede ser limitada o restringida por leyes dictadas por ningún poder que la misma establece, salvo en la de los K, cuyo título, sin lugar a dudas es “Vamos por todo” como los bárbaros de otrora que, ya sea en la victoria o en la derrota, arrasaban con todo lo que se interponía a sus pasos.
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