Por Enrique García-Mansilla
No ha sido esta, una buena semana para el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los integrantes de la conducción de la Ciudad. Han estado en la picota de la prensa por los supuestos escándalos ocurridos dentro del Gobierno ya sea por las escuchas telefónicas, el atentado al cuñado de Macri y la necesidad de desprenderse de los dos personajes más caracterizados designados para conducir la creación e implementación de la Policía Metropolitana.
El Ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires Dr. Montenegro es un ex Juez de la Nación que desarrollo su carrera dentro de la Justicia y por lo tanto maneja códigos políticos muy distintos que los de la política cotidiana, ya sea desde el llano, la oposición o el gobierno.
Para la cultura y formación del Dr. Montenegro, los principios de inocencia, el beneficio de la duda, el derecho a una justa defensa en juicio, son pilares fundamentales de su estructura mental y de su accionar, ademas de estar acostumbrado a hablar desde las sentencias que, por la estructura jurídica de nuestro sistema judicial, permite el análisis el desarrollo y la conclusión. Es desde esos códigos, que tienden a la protección de los más caros Derechos Constitucionales en base a los cuales ha recomendado, como cabeza visible y responsable, a los hombres que hoy ha debido apartar del Gobierno, en cuyas manos se depositaba la instrumentación de la Policía Metropolitana. Esto no es menospreciar la conducta del Dr. Montenegro, sino poner el tema en perspectiva, aunque ha salido con mucha integridad a defender sus determinaciones y recomendaciones, asumiendo la entera responsabilidad política de los hechos ocurridos con Palacios y Chamorro.
No puedo decir lo mismo de la actitud del Jefe de Gabinete de Ministros de la Ciudad, Dr. Rodríguez Larreta, porque su formación ha sido basada en el accionar político desde el grupo llamado Sofía, ocupando cargos políticos gubernamentales como la Dirección General Impositiva y que mamó desde su nacimiento y en su casa la cosa política como un hecho natural, ya que su padre, Don Horacio Rodríguez Larreta cuya amistad me honro en haber compartido, ocupó importantes funciones en el Gobierno del Dr. Frondizi asumiendo delicadas y riesgosas misiones políticas durante la gestión Presidencial de la UCRI.
En política, estos principios jurídicos que sustentan el pensamiento del Dr. Montenegro no son los códigos que operan y si es del caso miremos al mamarracho de Aníbal Ibarra que pasó de fiscal de la Nación a político y hoy larga todo su desprecio desde su banca en la Ciudad a raíz de haber sido eyectado del sillón de Jefe de Gobierno por su responsabilidad política en los hechos de Cromañón. Como no podía ser de otra forma, también la oposición se monto en la crítica al Gobierno de la ciudad.
Es por ello que en mi nota “AMIGOS SON LOS AMIGOS” me réferi a las actitudes de ingenuidad política que caracteriza al Gobierno de Macri que no solo va a ser juzgado por su gestión buena, mala o mediocre, sino por hechos tan delicados como los que hoy empañan al Gobierno de la Ciudad.
Cascoteado en el programa “Palabras Más, Palabras Menos”, Montenegro hubo de soportar preguntas de indudable segunda intención, como aquella que se refirió a que los Gobiernos heredan a las instituciones de seguridad con sus traumas y problemas, con sus vicios y virtudes y que la sociedad toda tiene sus ojos puestos en esta nueva Policía Metropolitana que por nacer de cero, espera que no sea parida con los viejos vicios de las fuerzas preexistentes.
En tres oportunidades los vecinos capitalinos dieron a Macri su respaldo, primero para la diputación, después para la Jefatura de Gobierno y últimamente en la elección del 28 de Junio frente a una propuesta de “nueva” política y “nueva” forma de gestionarla, es por ello que resultan cuanto menos sorprendentes estos hechos, máxime cuando se trata de una creación muy importante para uno de los temas que hoy mas aquejan a la sociedad y que se trata de la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos en un momento en que la escalada delictual parece haberse descontrolado. No debemos descartar que algún pícaro desde el Gobierno Nacional haya kerido meter su mano para no solo desprestigiar al Gobierno opositor de Macri, sino para entorpecer la gestación de esta Policía ante la negativa de traspasarle a la Ciudad la parte de la policía que está destinada a ello.
No puede ni debe tanto el Ing. Macri como sus operadores políticos en el Gobierno permitirse un error más, y es de esperar que la Justicia, que es lenta y muchas veces por tal, injusta, brinde a la sociedad una respuesta contundente que esclarezca la participación y responsabilidad del Gobierno de la Ciudad de las acusaciones que recibe y de la sospecha de los ciudadanos.
Solo sin estigmas o dudosas conductas, el espacio que alienta el Ing. Macri, podrá aspirar en el futuro a mayores responsabilidades políticas para la conducción de la Nación. Por el bien de la democracia, por el bien de los que confiaron en el Pro como alternativa a la “vieja” política que todos esperemos que esta “nueva “forma de hacerla” no haya “envejecido” tan repentinamente.
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