Por Enrique García-Mansilla
Quisiera dejar por unos momentos de escribir sobre la realidad política y económica argentina que vendría a ser el tema urgente que preocupa a la sociedad toda por sus efectos en la vida cotidiana y enfocarme, por unos instantes en los importantes.
Desde la consolidación de estados democráticos producidos a partir de la caída del Muro de Berlín, conocida como la “segunda ola”, se ha estado implantando en las sociedades y sobre todo en la dirigencia la importancia de la “sustentabilidad” en relación con el medio ambiente y es así como vemos que en los EEUU la Fundación Clinton y la organización que preside el ex vicepresidente Al Gore, han enfocado su accionar entre otros tema hacia la sustentabilidad y el medio ambiente lo que le valió a este ultimo compartir con otros especialistas el Premio Nobel del año 2008.
Hablamos mucho del famoso “desarrollo sustentable”, esto es el crecimiento económico ajustado a diversas normas y reglas de protección del medio ambiente, pero el termino tiene una mayor amplitud ya que encierra el espectro político y cada vez más el social, a lo que se le ha dado en llamar la Sustentabilidad 2.0 que no es otra cosa que la participación activa de los ciudadanos en los temas que verdaderamente afectan la realidad del medio ambiente en general y en algunos casos a ciertas comunidades en particular.
El calentamiento global, el desequilibrio de las especies con la extinción de algunas, la expoliación que ha hecho el hombre del hábitat común, el mundo y la naturaleza, ya no son simples frases de intelectuales sino hechos concretos que vemos en la modificación de la realidad climática.
Yo he llamado a este fenómeno desde mi ignorancia “la naturaleza se defiende”, porque no es un ente muerto sino por el contrario es un ente viviente con el que el hombre cohabita en nuestro planeta y se interrelaciona.
No es inocuo el desmonte discrecional, no es inocuo la desaparición de especies animales que en convivencia con otras mantenían el equilibrio, no es inocuo la perdida de cientos de millas marinas de ríos que otrora servían a las comunidades para el establecimiento de riegos o la ingesta de agua potable indispensable para el ser humano en su vida diaria e insustituible por otros productos que se comercializan y que generalmente requieren del agua para su desarrollo y fabricación.
En nuestro país nos burlábamos hace años de muchos países europeos que se veían obligados a la racionalización del agua o a su cobro en el uso de este recurso más allá del valor de su potabilización para el consumo. Hoy, en nuestro país, asistimos a fenómenos de racionamiento del preciado liquido en algunas Provincias de la Nación porque los regímenes de lluvia han cambiado, los deshielos de las cumbres no poseen el potencial de antaño, las estaciones intermedias están desapareciendo y los ciclos invernales son cada vez más cortos y, por lo tanto, los trastornos de la naturaleza se hacen evidentes.
Solo tengo que mirar por mi ventana para ver el comportamiento de mi pequeño jardín, el crecimiento de las plantas y su floración para darme cuenta que algo está ocurriendo en el proceso de la desarrollo natural que está entorpeciendo la evolución de las especies en el planeta, ya que lo que puedo percibir desde mi ventana puedo extrapolarlo al mundo entero y de allí la recurrencia de fenómenos meteorológicos de la magnitud que hoy el mundo está afrontando.
La sociedad, que percibe al igual que yo este fenómeno, esta expresándose cada vez con mayor clamor e integrándose en foros de discusión, denuncias y participaciones concretas a través de las Redes Sociales que empiezan a tener influencia sobre el poder político y económico generándose masivas participaciones que están produciendo serios dolores de cabeza a las autoridades de distritos, Provincias y la Nación misma.
Hoy el discurso político está cargado de un alto contenido de esta problemática y los recursos energéticos alternativos son no solo una propuesta para el futuro sino una necesidad inmediata de las naciones dada la evolución vertiginosa del daño ambiental.
Obviamente que esto tiene su impacto económico. Impacto en la investigación, impacto en los costos de producción e impacto en los precios de bienes y servicios. Este impacto afecta intereses y los afecta de manera importante ya que obliga a ciertas industrias a la realización de ingentes inversiones para morigerar o eliminar el impacto sobre el medio ambiente de sus residuos y materiales productivos y ello es plenamente visible en la minería, en la industria de las curtiembres, la siderurgia, e incluso en los efectos de algunos fitosanitarios utilizados en la agricultura que erodan la tierra y, restringen o limitan la versatilidad de los cultivos.
Quisiera desde esta columna empezar a instalar entre mis lectores este tema porque no es menor y nos afecta de una u otra forma, ya sea desde la exposición solar hasta los alimentos que ingerimos como también al agua que bebemos, solo basta ver lo que ocurre con los variados ríos y riachuelos que circundan a nuestra capital para que podamos tomar conciencia de ellos y de los basurales, plagados de elementos que no son biodegradables y que dañan tremendamente a medio en el que se los depone.
No es por ejemplo, con una política de reciclado de papel que hemos de proteger nuestros montes, sino con una firme y constante política de forestación y una fuerte restricción al desmonte en que resolveremos los problemas de los verdaderos cuidadores del aire puro y de protección contra el eco sistema.
Mucho podríamos decir sobre esta problemática, que no es del otro es de nosotros y por ello se hace necesario implementar políticas públicas adecuadas. Utilizo este término que escuche decir al Dr. Vanosi en una conferencia del Movimiento Productivo Argentino diferenciada del término Políticas de Estado, porque, al decir de Vanosi, el termino políticas públicas no solo involucra a los poderes del Estado, sino también a la sociedad que debe producir un fuerte cambio cultural, que va mas allá de la simple toma de conciencia y requiere, en estos temas además un involucramiento importante que va desde el tratamiento de la basura familiar al destino de estos residuos sociales y de las empresas en cuanto al desarrollo de sus conceptos de desechos industriales, sean estos afluentes o humos que eliminan por su chimeneas.
Ya la Corte de Justicia de la Nación ha tomado cartas en el asunto en lo referente al Riachuelo y es de esperar que siga involucrándose contra los depredadores, porque ha dejado de ser un imperativo del futuro para transformarse en una emergencia del presente.
Durante muchos años ejercí la responsabilidad del manejo comercial de una institución de origen inglés hoy retirada de nuestro mercado y dentro de sus políticas crediticias, concurrentemente con los análisis técnicos financieros y económicos y la proyección del negocio, había una norma que era concurrente con las mencionadas relacionadas con la política de ajuste a las normas de protección ambiental, ya que se entendía que su violación o no adecuación cabal a las mismas ponían en riego la actividad empresarial y por ello afectaban el status crediticio en su relación con el banco. Hago esta mención a solo título de ejemplo para demostrar el interés puesto en el tema y como entre sectores de la actividad económica se puede interactuar en la protección de la sustentabilidad de los negocios.
Dios, según la Biblia, colocó al hombre en el Paraíso (la tierra al fin de cuentas) para que la domine, no para que la deprede y en la dominación la proteja, la cuide y la mejore y saque de ella lo mejor que nos brinda mirando no solo el presente sino también el futuro: ¿No será este el pecado original?
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