martes, 6 de diciembre de 2016
ESTEMOS ATENTOS:
Quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones, a propósito
de las reiteradas quejas o cuestionamientos de los periodistas políticos en
general.
Desde que el presidente Macri autocalificara la gestión de
su gobierno con 8 puntos, han surgido en muchos programas políticos y/o de
actualidad periodistas que se encargan de hacer su propia evaluación de la gestión
de Cambiemos.
En esas evaluaciones he escuchado algunos fundamentos que me
parecen ridículos y ponen a las claras o una intencionalidad política determinada
o, en cuyo caso es peor, una ignorancia en el ejercicio del periodismo que es más peligrosa que la censura.
Una promesa de campaña o compromiso con la sociedad en la
oferta realizada previo a las elecciones debe contextualizarse para todo el
periodo en que elegimos a nuestros gobernantes y, resulta absurdo o tendencioso
reclamarle al electo que esos compromisos deban cumplirse en los primeros meses
del primer año de su gobierno.
Hemos permitido que gobiernos delincuenciales, el kirchnerismo
en este caso, que gobernara 10 años referenciándose con la crisis del 2000/2001
y nadie lo cuestiono. Cambiemos recibió un estado saqueado, con obras y
servicios públicos pagados y no realizados, con un estado catastrófico en
materia sanitaria, y ahora nos enteramos que, además de un estado lamentable de
la educación, nos han eliminado de las pruebas PISA por hacer trampa.
Ni que decir sobre la seguridad con un incremento del delito
intolerable y una generosa e irresponsable apertura al narcotráfico.
Pues bien dicen, estos periodistas (Novaresio, Bonelli, Castro y otros) que Cambiemos ha incumplido sus compromisos de
campaña porque no les ha dado solución a estos problemas.
Landrisina, el cuentista chaqueño, suele decir “la
ignorancia no es un problema, porque se corrige con educación pero la
brutalidad es patrimonio propio” ya que ese periodismo que hoy cuestiona,
durante la gestión Kirchnerista era insultado, y agraviado en marchas publicas
de manera insolente y continua; hoy ese periodismo no es sujeto ni de agravios
o descalificaciones por parte del poder.
Recomiendo pues: mesura en la crítica, comprensión frente al estado de cosas heredadas y sobre
todo, dejar de lado la propia ansiedad y no contagiar a sus seguidores con sus
propias inquietudes, así habrá imparcialidad y seriedad en las critica que se
formulan que, verdaderamente las hay para realizar.
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