miércoles, 9 de diciembre de 2009

Un animal herido es un animal peligroso, se enardece más aun


No hay que caer en triunfalismos, a los argentinos no nos resulta difícil hacerlo y además recordemos que el pasado en este aspecto nos condena.

Por Enrique García-Mansilla

Mi padre solía decirme cuando ya era un adolescente que nunca subestimara un enemigo sea este chico o grande, como así también que nunca subestimara un problema porque atenderlos adecuadamente evitaba que se transformaran en problemas insalvables.

Por otro lado mi suegra, persona de pocas palabras y bien decir, un día escuchando una conversación que tenia con la que sería mi esposa, su hija, pasó por mi lado, me miro y me dijo con absoluta seriedad “nunca hay que contar con el huevo en el culo de la gallina”.

De ambas reflexiones, la de mi padre por un lado y la de mi suegra por el otro, tome debida nota y trate, en lo posible, de hacerlas una actitud de vida ya sea frente a los problemas y frente a los proyectos que, estando bien encausados, aun no se habían concretado.

Traducidos estos al lenguaje político podríamos decir que no debemos subestimar a nuestro adversario bajo ninguna circunstancia y mucho menos contar con su agonía en momentos de adversidad, más aún en esta Argentina que hemos visto como la memoria colectiva es pobre y, por sobre todo, condescendiente.

Recordemos esa frase, cuyo autor no recuerdo pero que decía “los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.

Néstor Kirchner perdió las elecciones el 28 de junio y, entre esa fecha y el pasado 3 de diciembre saco todas las leyes que presento al Congreso: prorroga de la emergencia, súper poderes, facultades delegadas, Ley de Medios, etc., y poco o nada le importó lo expresado por la ciudadanía en las urnas y ahora con una oposición en contra´, perdió la mayoría en las comisiones parlamentarias y se le impuso el Vicepresidente 1° en la Cámara de Diputados.

Faltan dos años aún para que la ciudadanía vote por un nuevo Presidente, la oposición deberá estructurarse, armar planes, conciliar equipos y acordar alternativas viables y serias para la reconstrucción de la República y la confianza de la ciudadanía; mientras ello ocurre el tiempo ha de pasar y el Gobierno se encargara de vetar toda iniciativa parlamentaria que contradiga su modelo político, por lo tanto es aún prematuro empezar a celebrar la muerte del matrimonio político, políticamente hablando.

Por otro lado miremos el arco opositor. Hay, como en botica de todo un poco, y ese mosaico que hoy es la Cámara de Diputados no va a estar permanentemente de acuerdo porque el axioma: el enemigo de mis amigos es mi enemigo, en política dura muy poco tiempo.

Ya demostró NK que no se va a sentar en su banca para hacer palabras cruzadas sino que influirá decididamente en las determinaciones de su bloque y en ello será coherente gane o pierda, pero si el gobierno se traba sabrá a quien facturarle la parálisis y lo hará a su estilo, sin medias tintas.

Múltiples mails, mensajes y llamados llenos de algarabía he escuchado durante todo el pasado fin de semana y como todos tuve la tendencia a montarme en la euforia de lo ocurrido en la Cámara de Diputados, reflexionando pensé: aun faltan dos años. En esta Argentina cortoplacista y pendular muchos triunfadores pueden perder y otros tantos perdedores pueden ganar, el comportamiento futuro de unos y otros puede producir cambios insospechados, sobre todo cuando, por las leyes prorrogadas y/o emitidas, el gobierno ha quedado blindado para algunos asuntos que son de tremenda importancia para el futuro, entre ellos: la billetera y la caja del poder.

Muchos de nuestros políticos han demostrado ser en este aspecto muy sensibles a este fenómeno de la cooptación, unos con más pudor que otros pero sensibles al fin y NK sabe cómo se usa la lapicera en estos aspectos y no lo duden que la usara hasta que le falte tinta.

Por otra parte la oposición tiene lo suyo, la Dra. Carrió es un hueso duro de roer y va a costar mucho que acepte ciertas posiciones, entre ellas el rol de Julio Cobos en el futuro radicalismo y con ello el Acuerdo Cívico tendrá problemas. Los peronistas disidentes y el Pro hoy viven un romance, pero ¿será duradero?, ¿abdicara alguna figura peronista a favor del Ing. Macri en el liderazgo electoral?, por ello mesura, prudencia y sobre todo no desestimar al contrario es la consigna de la hora. Una batalla ganada no necesariamente es ganar la guerra ya que vendrán miles en los próximos años y el enemigo ya no es tan grande en términos numéricos de su ejército, pero tiene los recursos y los usará, la oposición las ideas, no siempre en coincidencia, pero las tiene.

Álvaro Carlos Alsogaray se paso una vida diciendo que sobre él “que” era muy fácil ponerse de acuerdo, pero sobre el “como” no era una tarea fácil; él, al menos, en más de 30 años de vida política no lo logro y los menemistas cuando dejaron el poder le soltaron la mano a María Julia, única exponente de la alianza con la UCEDE que pago los platos rotos de la corrupción.

No hay que caer en triunfalismos, a los argentinos no nos resulta difícil hacerlo y además recordemos que el pasado en este aspecto nos condena, por lo tanto no sería nada alocado ser un poco más prudentes porque no solo habrá que consensuar con el oficialismo sino que habrá que consensuar entre la misma oposición y allí también habrá dificultades.

Lo ocurrido el 28 de junio fue importante, lo ocurrido el 3 de diciembre no lo fue menos, pero recuerdo una frase del escritor norteamericano, Henry Morton Robinson que dice “el amor vence al tiempo, el tiempo vence al amor”.


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