miércoles, 3 de febrero de 2010

Derechos humanos o “La Gata Flora”


Les va a costar, no va a ser fácil porque la característica de los derechos humanos o la Gata Flora es que “si se la ponen grita pero si se la sacan llora”.

Por Enrique García-Mansilla

Este Gobierno, no solo desde el Ejecutivo Nacional sino de los diversos sectores políticos denominados “progresistas, han hecho de la defensa de los Derechos Humanos un pilar fundamental de su accionar cotidiano, claro que cuando hablamos de derechos humanos no estamos hablando de ellos en su sentido integrador de la persona humana ya que estos derechos defienden a terroristas, delincuentes traficantes, y por supuesto marginan a la policía, las fuerzas armadas y a las nuevas expresiones que se crean para salvaguardar el orden, la vida, los bienes y la paz social de los argentinos.

Pido disculpas a mis lectores por el uso de la palabra “orden” porque gracias a estos defensores de los derechos humanos, se la ha asimilado al orden dictatorial, o al terrorismo de estado al que todos, sin duda cuestionamos, pero que en el mundo civilizado forma parte integrante de las conductas sociales individuales y colectivas.

En los próximos días estará en las calles de Buenos Aires la Policía Metropolitana, que el Gobierno del Pro se vio en la necesidad de crear ante la negativa del Gobierno Nacional de traspasarle la Policía Federal, a la que el Senador Filmus se había comprometido a lograr si llegaba a ser electo Jefe de la Ciudad. A Filmus si, a Macri no, esto muestra el grado de discrecionalidad con el que se mueve el ejecutivo.

Esta Policía contará entre su equipamiento con unas pistolas especiales que emiten un rayo eléctrico que paraliza al delincuente por unos minutos, dando tiempo a la policía reducirlo sin dañarlo en absoluto (dispositivo Taser) y… ya salieron los apóstoles de los Derechos Humanos a cuestionar el uso de este dispositivos por considerarlo una picana eléctrica. Parece que gozaran con la utilización de la pistola 9 milímetros que dispara balas que hieren, matan y desangran a los delincuentes y que en un tiroteo callejero puede afectar a inocentes que casualmente estén en el lugar.

Este es el gran absurdo de los garantistas, defensores de los derechos humanos, en el fondo están ávidos de sangre, pero la sangre ajena, la sangre de los inocentes, no la de los delincuentes o terroristas que pululan por la sociedad como personas honorables, no obstante haber mantenido casi una década a la sociedad argentina en vilo.

Esperemos que Macri en esta oportunidad sea el verdadero defensor de sus vecinos que a diario transitan la ciudad con miedo y los padres con temor de que sus esposas e hijos no lleguen a sus casas sanas y salvas.

Ni que hablar de los dichos de Guelar sobre la posibilidad de hacer un borrón y cuenta nueva sobre nuestro pasado que, como piedra atada al cuello, llevamos todos los ciudadanos argentinos gracias a los defensores de los Derechos Humanos y las Hebe’s de Bonafini y Carlotto’s de este mundo.

Es de esperar que Macri y su Jefe de Policía Dr. Burzaco no caigan en la trampa de la dialéctica progresista y encaren la constitución de una policía que cumpla con su obligación, la defensa de los ciudadanos sanos e inocentes contra el delito artero y la violación del espacio público.

Para ello hace falta un fuerte respaldo político al desempeño de esta institución frente a su accionar, aun en el error o el exceso que siempre podrá ser reparado.

Les va a costar, no va a ser fácil porque, la característica de los derechos humanos o la gata flora es que “si se la ponen grita, pero si se la sacan llora”.


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