sábado, 16 de abril de 2011
EL PASAJ: REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD
Dentro de pocos días más, la comunidad judía celebrara la festividad del Pasaj, como todas las festividades de esta colectividad, esta también está referida a un hecho que aconteció en la historia de este pueblo pero que tiene un alcance muy importante y, que sin por ello faltarle el respeto a esta importante celebración judaica, la quiero utilizar como ejemplo de lo que en realidad representa: la liberación de ese pueblo del yugo explotador de los Faraones de Egipto, ya que esta conmemoración no es otra cosa que la salida del pueblo judío en busca de su tierra prometida.
Cuenta la historia que una fuerte hambruna cayó sobre el pueblo de Israel y por ello se dirigieron a Egipto para encontrar alimentación, allí fueron recibidos por el Faraón y alimentados al precio de un sometimiento esclavo que los sojuzgo por décadas, simplificando podemos decir los judíos de entonces cedieron en su libertad por la seguridad pero esa seguridad implicaba: la esclavitud.
Moisés, fue encomendado por Dios, para liberar al pueblo judío de ese flagelo y, llevar al pueblo de Abraham hacia la tierra prometida.
En el 2002/2003 la argentina padeció uno de los traumas más importantes de las últimas décadas: cierre y/o quiebra de empresas, falta de credibilidad internacional a raíz de la declaración del default, altos incides de desempleo, pobreza y marginalidad, perdida de la cohesión social y nacieron allí las organizaciones piqueteras que peleaban por obtener mejores condiciones de vida, los ahorros de los argentinos confiscados, banqueros extranjeros literalmente se fugaban o dejaban esas instituciones y su personal a la deriva, en fin el caos fue total.
En las elecciones convocadas por el titular del Poder Ejecutivo, elegido en Asamblea Legislativa Eduardo Duhalde (como un moderno Yosef), porque el Presidente natural, impotente de contener el desborde social, tuvo que renunciar, nos lego al Dr. Néstor Carlos Kirchner, que impuso a la sociedad argentina una férrea política económica y dejo de lado valores institucionales de gran importancia para intentar ordenar a la sociedad y normalizar el país.
Los argentinos, o al menos una gran mayoría de ellos no solo consintió esos abusos, sino que acepto que se los definiera como “El Modelo” implementado por Kirchner que, ademas se encontró con una coyuntura internacional muy propicia para nuestra economía que, habiendo salido del régimen de la convertibilidad habían devaluado y los salarios caídos hasta un nivel que hacían a nuestra economía altamente competitiva, pero no alcanzaban para saciar ni el hambre de los trabajadores ni daba oportunidades a la indigencia.
El asistencialismo, como política interna para paliar esta situación se fue transformando en una moderna forma de esclavitud, que hoy conocemos como clientelismo y, como los Faraones del viejo Egipto el Gobierno con los dineros copto todo lo que estuvo a su alcance y metió al Estado en todos los sectores de la economía, encorsetándola con subsidios, planes sociales, asignaciones universales, confiscación de recursos jubilatorios, siempre haciéndolo a través de sus cortesanos o amigos e imponiendo un pensamiento único que poco a poco fue asustando y cansando a los argentinos.
Al igual que el Pueblo de Israel en la desesperación de la desesperanza entregamos parte de nuestra libertad por una pseudo mayor seguridad, sin medir el precio que estábamos pagando: la esclavitud, que modernamente se la llama al establecimiento de un estado de bienestar, en donde el Estado dispone a quien se lo asigna, como y porque.
La libertad –basta ver la experiencia histórica contemporánea- no se pierde ni en una elección o un acto, son pequeñas cosas o decisiones política y/o económicas que se toman desde el poder que día a día van condicionando, restringiendo o anulando las libertadas consagradas en la Constitución y ello se refleja o representa a quien convenga y discutimos la priorización de los derechos.
¿Es el derecho a la protesta, de huelga un derecho superior al de libre tránsito?, por ejemplo o, ¿la negación de la realidad estadísticas con números mentirosos es una mentira bondadosa para proteger a la ciudadanía y por ello perseguimos a los que dicen la verdad?
¿Es la corrupción o la economía de amigos tolerable porque nos dan cloacas, agua potable y hasta viviendas?, ¿es la aplicación de impuestos atroces y distorsivos una forma de confiscación para redistribuir?, ¿es la tolerancia a los chiquilines de la secundaria que toman escuelas aceptable para que se impongan sus reclamos, esto es los profesores que les enseñaran lo que ignoran, los rectores que conducirán los establecimientos en los que se deberían educar?, en definitiva ¿es el caos reinante el caldo de cultivo o el mecanismo de distracción para que otros hechos de mayor gravedad no sean percibidos por la ciudadanía, como son la falta de diálogo, la compra de voluntades de legisladores o la desobediencia al imperio de los jueces?
La corrupción no es solo el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, como era la de los Faraones a costa de la esclavitud de los judíos, es la inseguridad una forma de corrupción cuando el Estado no es eficiente, porque se tolera el narcotráfico, a la minoridad sin futuro, al silencio cómplice de las autoridades por la falta de vigilancia de nuestro territorio y transformarlo en una tierra liberada a la droga, la trata de personas y el oportunismo de los punteros políticos.
Mientras estas cosa ocurren los que deberían abrirnos el camino de la esperanza, los opositores o las oposiciones, pelean mas entre ellos como bataclanas de cabaret para ver quién será la primera bailarina, mientras la Republica se sigue degradando, la economía se sigue descomponiendo, aunque lo tape la soja y los mentirosos números de las recaudaciones de superávits fiscales cada día más dibujados o comerciales cada vez mas forzados con el cierre de las fronteras al mundo, al cual decimos que deseamos pertenecer.
Necesitara esta argentina querida su propio Pasaj, no conducido por un iluminado como señala la tradición judía, sino por gente seria, con sentido común, que no vuelva atrás el reloj de la historia sino que escriba la nueva que hará grande a nuestra madre, la patria, llenándola de institucionalidad, respeto por los poderes constituidos, subordinación a la ley, en orden, entre todos y con todos y para ello con tolerancia , capaz de escuchar y rescatar lo valioso del otro, sea o no del mismo espacio político, basados en la Constitución pero no solo en aquellos puntos que me benefician, sino en su integralidad, valorando los derechos que reconoce y las obligaciones que impone, esto es nada ni nadie por encima de la ley y la misma interpretada por los capacitados en hacerlo y no por chiquilines imberbes e ignorantes que quieren imponer criterios berborragicos perimidos, copiando la dialéctica vacía de los tan mentados progresistas.
Como miembros integrantes de la comunidad judeo-cristiana y reconociendo en el pueblo judío a nuestros hermanos mayores, al decir del Papa Juan Pablo II, incorporemos a nuestra meditación esta celebración del Pasaj, para comprender el valor insustituible de la libertad, porque ellos pagaron el duro precio de la seguridad.
Cuenta la historia que una fuerte hambruna cayó sobre el pueblo de Israel y por ello se dirigieron a Egipto para encontrar alimentación, allí fueron recibidos por el Faraón y alimentados al precio de un sometimiento esclavo que los sojuzgo por décadas, simplificando podemos decir los judíos de entonces cedieron en su libertad por la seguridad pero esa seguridad implicaba: la esclavitud.
Moisés, fue encomendado por Dios, para liberar al pueblo judío de ese flagelo y, llevar al pueblo de Abraham hacia la tierra prometida.
En el 2002/2003 la argentina padeció uno de los traumas más importantes de las últimas décadas: cierre y/o quiebra de empresas, falta de credibilidad internacional a raíz de la declaración del default, altos incides de desempleo, pobreza y marginalidad, perdida de la cohesión social y nacieron allí las organizaciones piqueteras que peleaban por obtener mejores condiciones de vida, los ahorros de los argentinos confiscados, banqueros extranjeros literalmente se fugaban o dejaban esas instituciones y su personal a la deriva, en fin el caos fue total.
En las elecciones convocadas por el titular del Poder Ejecutivo, elegido en Asamblea Legislativa Eduardo Duhalde (como un moderno Yosef), porque el Presidente natural, impotente de contener el desborde social, tuvo que renunciar, nos lego al Dr. Néstor Carlos Kirchner, que impuso a la sociedad argentina una férrea política económica y dejo de lado valores institucionales de gran importancia para intentar ordenar a la sociedad y normalizar el país.
Los argentinos, o al menos una gran mayoría de ellos no solo consintió esos abusos, sino que acepto que se los definiera como “El Modelo” implementado por Kirchner que, ademas se encontró con una coyuntura internacional muy propicia para nuestra economía que, habiendo salido del régimen de la convertibilidad habían devaluado y los salarios caídos hasta un nivel que hacían a nuestra economía altamente competitiva, pero no alcanzaban para saciar ni el hambre de los trabajadores ni daba oportunidades a la indigencia.
El asistencialismo, como política interna para paliar esta situación se fue transformando en una moderna forma de esclavitud, que hoy conocemos como clientelismo y, como los Faraones del viejo Egipto el Gobierno con los dineros copto todo lo que estuvo a su alcance y metió al Estado en todos los sectores de la economía, encorsetándola con subsidios, planes sociales, asignaciones universales, confiscación de recursos jubilatorios, siempre haciéndolo a través de sus cortesanos o amigos e imponiendo un pensamiento único que poco a poco fue asustando y cansando a los argentinos.
Al igual que el Pueblo de Israel en la desesperación de la desesperanza entregamos parte de nuestra libertad por una pseudo mayor seguridad, sin medir el precio que estábamos pagando: la esclavitud, que modernamente se la llama al establecimiento de un estado de bienestar, en donde el Estado dispone a quien se lo asigna, como y porque.
La libertad –basta ver la experiencia histórica contemporánea- no se pierde ni en una elección o un acto, son pequeñas cosas o decisiones política y/o económicas que se toman desde el poder que día a día van condicionando, restringiendo o anulando las libertadas consagradas en la Constitución y ello se refleja o representa a quien convenga y discutimos la priorización de los derechos.
¿Es el derecho a la protesta, de huelga un derecho superior al de libre tránsito?, por ejemplo o, ¿la negación de la realidad estadísticas con números mentirosos es una mentira bondadosa para proteger a la ciudadanía y por ello perseguimos a los que dicen la verdad?
¿Es la corrupción o la economía de amigos tolerable porque nos dan cloacas, agua potable y hasta viviendas?, ¿es la aplicación de impuestos atroces y distorsivos una forma de confiscación para redistribuir?, ¿es la tolerancia a los chiquilines de la secundaria que toman escuelas aceptable para que se impongan sus reclamos, esto es los profesores que les enseñaran lo que ignoran, los rectores que conducirán los establecimientos en los que se deberían educar?, en definitiva ¿es el caos reinante el caldo de cultivo o el mecanismo de distracción para que otros hechos de mayor gravedad no sean percibidos por la ciudadanía, como son la falta de diálogo, la compra de voluntades de legisladores o la desobediencia al imperio de los jueces?
La corrupción no es solo el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, como era la de los Faraones a costa de la esclavitud de los judíos, es la inseguridad una forma de corrupción cuando el Estado no es eficiente, porque se tolera el narcotráfico, a la minoridad sin futuro, al silencio cómplice de las autoridades por la falta de vigilancia de nuestro territorio y transformarlo en una tierra liberada a la droga, la trata de personas y el oportunismo de los punteros políticos.
Mientras estas cosa ocurren los que deberían abrirnos el camino de la esperanza, los opositores o las oposiciones, pelean mas entre ellos como bataclanas de cabaret para ver quién será la primera bailarina, mientras la Republica se sigue degradando, la economía se sigue descomponiendo, aunque lo tape la soja y los mentirosos números de las recaudaciones de superávits fiscales cada día más dibujados o comerciales cada vez mas forzados con el cierre de las fronteras al mundo, al cual decimos que deseamos pertenecer.
Necesitara esta argentina querida su propio Pasaj, no conducido por un iluminado como señala la tradición judía, sino por gente seria, con sentido común, que no vuelva atrás el reloj de la historia sino que escriba la nueva que hará grande a nuestra madre, la patria, llenándola de institucionalidad, respeto por los poderes constituidos, subordinación a la ley, en orden, entre todos y con todos y para ello con tolerancia , capaz de escuchar y rescatar lo valioso del otro, sea o no del mismo espacio político, basados en la Constitución pero no solo en aquellos puntos que me benefician, sino en su integralidad, valorando los derechos que reconoce y las obligaciones que impone, esto es nada ni nadie por encima de la ley y la misma interpretada por los capacitados en hacerlo y no por chiquilines imberbes e ignorantes que quieren imponer criterios berborragicos perimidos, copiando la dialéctica vacía de los tan mentados progresistas.
Como miembros integrantes de la comunidad judeo-cristiana y reconociendo en el pueblo judío a nuestros hermanos mayores, al decir del Papa Juan Pablo II, incorporemos a nuestra meditación esta celebración del Pasaj, para comprender el valor insustituible de la libertad, porque ellos pagaron el duro precio de la seguridad.
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