Hoy la CGT y alguna
de las organizaciones sociales efectuaron una movilización frente al Congreso
Nacional solicitando la aprobación de la Ley de Emergencia Social a raíz de la situación
económica que impera en el país: alta inflación, pérdida de fuentes de trabajo,
incremento de la pobreza.
Esta ley contaría con el apoyo del Papa, cosa que no nos
debe extrañar dada la orientación política explicita de Francisco.
Es una ley que no tiene lógica, ya que por la simple sanción
de una ley no es posible crear 1 millón de puestos de trabajo y la Nación no está
en condiciones de garantizar un salario mínimo de $ 7.500.
No se puede legislar sobre deseos.
Lo que está sucediendo no hace más que demostrar que la
herencia recibida ha sido mucho más dañina que aquella que en su momento
informara el gobierno Nacional y por ende cualquier solución que se intente
implementar resulta mucho más compleja de implementar y que, en corto periodo
de tiempo produzca soluciones. Habrá errores por cierto, pero la destrucción que
el Kirchnerismo hizo del país es mucho más profunda que lo esperado el pasado
10 de diciembre del 2015.
El peronismo se ha caracterizado por impedir que cualquier
gobierno que no surja de sus filas fracase, ya que se asumen como los únicos capaces
de dar solución a los problemas de la Nación, aunque para ello deba destruir
los principios elementales de la Republica.
Debemos pues estar atentos, porque el futuro nos presentara
fuertes desafíos en donde no podremos quedarnos sentados quietos en nuestras
casas mientras se intenta avasallar al gobierno y a las instituciones de la Constitución.
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