miércoles, 8 de junio de 2011
OTRA DE HEBE
Resulta sorprendente, cuando no curioso que todas las causa en las que el Gobierno Nacional tiene algún interés especial o participación activa terminen el Juzgado del Dr. Oyarbide, ya sea la propia situación patrimonial del los Kirchner, resuelta de manera veloz en una justicia generalmente lenta, como la que lo pretende involucrar a Macri con escuchas ilegales, también de resolución veloz, no menos importantes los juicios por los medicamentos adulterados o inexistentes, que le permite a los K tirar o aflojar la rienda a los sindicalistas, según sea conveniente. Oyarbide no es un Juez Federal que goce de la confiabilidad de la sociedad.
¿Dónde sino iba a terminar recalando la investigación en la que están involucrados el Sr. Shocklender y la Fundación Madres de Plaza de Mayo? , ya sea por sorteo o licitación Oyarbide es el Juez del poder.
Todos los periodistas, ya sea adictos al Gobierno como férreos opositores que han tratado el tema en estos días pasados, se han cuidado, casi exageradamente en tratar de despegar a la Sra. Hebe de Bonafini de las estafas y/o malversaciones de su hijo putativo, el parricida Shocklender, definiéndola como un emblema de los Derechos Humanos. Es asombrosa esta actitud condescendiente de aquellos que fueran despiadadamente cuestionados y exhibidos como los voceros de los medios concentrados.
Desconocer que las Madres de Plaza de Mayo se le plantaron al Proceso con sus marchas silenciosas en torno a la pirámide cuando todos callaban o miraban para otro lado no es un merito menor y, ello es reconocido por todos con generosidad y, en algunos admiración, pero de allí a la santificación de una persona que, aprovechando esas circunstancias no ha hecho otra cosa que subrogarse la critica a los jueces, a la justicia, a promover la verdad y la justicia sesgada hay un largo camino.
Sus hijos fueron desaparecidos, torturados o muertos, con métodos cuestionables, pero no eran simples muchachos revoltosos, eran asesinos de otras personas y otros seres humanos que también tenían madres y familias, a unos se los denomino genocidas, a otros jóvenes idealistas y desde esa postura el crimen, atentado, secuestro y robo era algo justificable para imponer sus ideas en el país, ya sea en democracia como bajo el yugo militar. Este es un típico caso de justicia de ojos abiertos y no con la venda que cierra sus ojos como demostración de que todos somos iguales ante la ley.
La ambición de estas mujeres, algunas no todas, ha trascendido su rol en los momentos en los que actuaron, llegando a manejar ingentes fondos públicos con la finalidad de hacer obras que el estado debió asumir como propias en lugar de utilizar a estas mujeres para sus fines de corrupción inconfesables y la defensa unilateral de los Derechos Humanos.
¿Le corresponde menos merito a Graciela Fernández Meijide que a Hebe de Bonafini? Que sin perder firmeza en sus afirmaciones y con moderación ha cuestionado el accionar de las Fuerzas Armadas.
¿Quién es Hebe de Bonafini para querer enmendarle la plana a Ernesto Sábato y reescribir sus dichos en el Nunca Más que sirvió de base al histórico juicio a las Juntas?
Los Derechos Humanos son temas serios, la Sra. de Bonafini los transformo en un lucrativo negocio y con sus socios los K, hicieron una buena asociación.
¿Dónde sino iba a terminar recalando la investigación en la que están involucrados el Sr. Shocklender y la Fundación Madres de Plaza de Mayo? , ya sea por sorteo o licitación Oyarbide es el Juez del poder.
Todos los periodistas, ya sea adictos al Gobierno como férreos opositores que han tratado el tema en estos días pasados, se han cuidado, casi exageradamente en tratar de despegar a la Sra. Hebe de Bonafini de las estafas y/o malversaciones de su hijo putativo, el parricida Shocklender, definiéndola como un emblema de los Derechos Humanos. Es asombrosa esta actitud condescendiente de aquellos que fueran despiadadamente cuestionados y exhibidos como los voceros de los medios concentrados.
Desconocer que las Madres de Plaza de Mayo se le plantaron al Proceso con sus marchas silenciosas en torno a la pirámide cuando todos callaban o miraban para otro lado no es un merito menor y, ello es reconocido por todos con generosidad y, en algunos admiración, pero de allí a la santificación de una persona que, aprovechando esas circunstancias no ha hecho otra cosa que subrogarse la critica a los jueces, a la justicia, a promover la verdad y la justicia sesgada hay un largo camino.
Sus hijos fueron desaparecidos, torturados o muertos, con métodos cuestionables, pero no eran simples muchachos revoltosos, eran asesinos de otras personas y otros seres humanos que también tenían madres y familias, a unos se los denomino genocidas, a otros jóvenes idealistas y desde esa postura el crimen, atentado, secuestro y robo era algo justificable para imponer sus ideas en el país, ya sea en democracia como bajo el yugo militar. Este es un típico caso de justicia de ojos abiertos y no con la venda que cierra sus ojos como demostración de que todos somos iguales ante la ley.
La ambición de estas mujeres, algunas no todas, ha trascendido su rol en los momentos en los que actuaron, llegando a manejar ingentes fondos públicos con la finalidad de hacer obras que el estado debió asumir como propias en lugar de utilizar a estas mujeres para sus fines de corrupción inconfesables y la defensa unilateral de los Derechos Humanos.
¿Le corresponde menos merito a Graciela Fernández Meijide que a Hebe de Bonafini? Que sin perder firmeza en sus afirmaciones y con moderación ha cuestionado el accionar de las Fuerzas Armadas.
¿Quién es Hebe de Bonafini para querer enmendarle la plana a Ernesto Sábato y reescribir sus dichos en el Nunca Más que sirvió de base al histórico juicio a las Juntas?
Los Derechos Humanos son temas serios, la Sra. de Bonafini los transformo en un lucrativo negocio y con sus socios los K, hicieron una buena asociación.
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