martes, 2 de octubre de 2012

DIFERENCIAS ENTRE EL GOBIERNO Y LA GENTE SOBRE “LA LIBERTAD”




Ya se han disipado los ruidos de las cacerolas, los cánticos se han transformado en un eco que todavía sigue sacudiendo a la sociedad que, por las características de la convocatoria ninguno puede salir de la sorpresa de lo que una auto convocatoria, espontanea y multitudinaria, puede sacudir en la sociedad; el argentino, generalmente indolente y apático, con este tipo de convocatorias, dejo de lado el sentido de la vergüenza y fue, sin preguntarse si sería el único u otros se sumarían a la convocatoria.

Las consignas pudieron más que sus propias negaciones y primero con lentitud, pero después con determinación, fue, participo e hizo la diferencia.

Sí, fue la clase media, la media baja, la media media y la media alta, y en algunos lugares de la capital conurbano y el interior también estuvieron aquellos que aspiran a llegar a esa clase que caracterizo a la argentina y que le dio signos distintivos en Latinoamérica y el mundo.

Desde el Gobierno, salieron los “buchones” a dar calificativos despreciativos a la convocatoria. Ya sea por su vestimenta, sus objetivos: “quieren dólares”, o sus gustos: “Miami más que San Juan”, unos y otros degradando un clamor compartido por todos, de una palabra que les molesta y los encona: Libertad.

La libertad no es una entelequia que se entona en el himno y se repite  como estribillo aburrido de una canción de ocasión, libertad es un término tangible y que se expresa en ideas, cosas, gustos que en forma cotidiana los hombres libres necesitan para trabajar, crear, vivir, amar y progresar.

Cierto, nos interesa estar bien vestidos, es una coquetería genuina y valida que viene desde el fondo de los tiempos cuando el hombre se puso en dos patas y quiso cambiar su pelaje por el ropaje, no quiere decir con lujo, sino con limpieza y prolijidad. Queremos dólares, para evitar la erosión de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo, para mejor educar a nuestros hijos o para brindarnos la satisfacción del esfuerzo realizado y que no podemos darnos con nuestra moneda porque la prostituyen con inflación y emisión alocada para financiar un gasto publico prebendario, clientelar, ineficiente y disparatado.

Queremos dólares porque queremos poder entrar y salir de nuestro territorio sin que nos interroguen como delincuentes que deben buscar la coartada a sus crímenes. Si, queremos dólares porque a diferencia de ustedes, queremos ahorrar entre otras cosas para darles mejor formación a nuestros hijos y, de ser posible que puedan perfeccionarse en el exterior, al igual que su hija Flor, pero con nuestra plata.

También nos interesa San Juan, a la que deberemos apurarnos en visitar, antes que la minería a cielo abierto la haga bolsa y desaparezca de los mapas del país, pero ello no nos inhibe de querer viajar a Miami y poder comprar una tablet, o algunos regalos para padres, hijos o nietos. Queremos ser cosmopolitas y no aldeanos.

Libertad es poder pensar decir, escribir lo que uno piensa y siente, sin que nadie nos persiga por ello, es el derecho de equivocarse y enmendar, de poder transitar las calles de nuestras ciudades, pueblos, barrios sin que los delincuentes nos roben y maten, violen o secuestren, libertad no es vigilar a la policía, es casualmente confiar en las Fuerzas de Seguridad que están para resguardar el orden público y dentro de ese orden nuestra integridad.

Libertad es poder comprar y vender, aspirar a mejor educación, mejor salud, mejor vivienda y, con el trabajo digno y un salario digno ir alcanzándolo, libertad es también que el hijo del ignorante pueda acceder a la universidad pública y gratuita para ser educado, no adoctrinado, la contracara de la libertad es aquella que encierra a los que de ella abusan, apoderándose de lo ajeno en el robo, o de lo más preciado con el asesinato y que, por sus delitos, paguen para que la libertad esté garantizada para todos.

Queremos libertad para elegir que leer, que escuchar y que mirar, sin que ninguna ley trabe, limite y cercene el derecho a elegir cada vez que queremos leer un diario, escuchar una radio o mirar un programa, libertad es la contracara del pensamiento único de la uniformidad de una caquistocracia gobernante, disfrazando una ley de medios dirigida a un medio.

Libertad es también dignidad, y la dignidad jamás se basa en el engaño o la mentira, sobre todo aquella que ofende a los que menos tienen y menos pueden cuando le decimos que con seis pesos o trece pesos diarios se deja de ser indigente o cuando queremos cooptar al millón de jóvenes que ni estudian y trabajan dándoles el voto para fines inconfesables.

Falta de libertad es usar los fondos del estado para propaganda del gobierno y hacer que florezcan medios que no podrían hacerlo por sus propios medios por sumisión a inconfesables ideas políticas ajenas a los principios de nuestra tan vapuleada constitución.

Pensamos parecido, Sr. Abal Medina, pero interpretamos diferente, usted con desprecio, nosotros como opción de vida, de evolución y crecimiento, ese mismo que usted logro con los recursos del poder por ello nunca podrá ser de clase media, en cualquiera de sus estamentos y será de por siempre un simple “piojo resucitado”

Además quiero agradecerle, porque por sus dichos, en la próxima marcha, seguramente seremos muchos más, y en lugar de salir con pudor, saldremos con más bronca y bien usted sabe que cuando hay bronca la paciencia se termina y, sin paciencia tronara el escarmiento.


1 comentario:

Goofy dijo...

Bandoneón arrabalero viejo fueye desinflado, te encontré como un pebete que la madre abandonó, en la puerta de un convento, sin revoque en las paredes, a la luz de un farolito que de noche te alumbró. Bandoneón porque ves que estoy triste y cantar ya no puedo, vos sabés que yo llevo en el alma marcao un dolor. Te llevé para mi pieza te acuné en mi pecho frío... Yo también abandonado me encontraba en el bulín... Has querido consolarme con tu voz enronquecida y tus notas doloridas aumentó mi berretín.