viernes, 25 de septiembre de 2009

La Constitución, la reelección y sus consecuencias

“El miedo es sufrimiento. El miedo impide emprender, el miedo impide implicarse.
Cuando se tiene miedo, no se tienen sueños; cuando se tiene miedo, uno no piensa en el futuro. Hoy, el miedo es la principal amenaza para la economía...
(Nación)”.

Nicolás Sarkozy, Pte. de Francia (Lo entre paréntesis es un agregado personal

Por Enrique García-Mansilla

Así como se dio en esta parte del continente una serie de procesos simultáneos de interrupciones de los periodos constitucionales frecuentes, algunas más duraderos, otros más esporádicos o más frecuentes, hoy asistimos a una América latina democrática pero, con una tendencia a procesos de renovación de mandatos, reformas constitucionales que, a excepción de Brasil, Chile o Uruguay, ponen en peligro la calidad institucional de las democracias y vulneran el proceso de alternancia en el ejercicio del poder y conspiran contra la formación de partidos políticos serios, creíbles y preparados para el ejercicio de de la administración de la nación.

Obviamente, no soy constitucionalista ni experto políticólogo, simplemente un observador de la historia que me ha tocado vivir y un enamorado de la historia argentina y su epopeya en la organización nacional y su desenlace constitucional.

Hasta la modificación de 1949 de la Constitución Nacional, los presidentes argentinos duraban 6 años en el ejercicio del poder y, solo podían ser reelegidos mediando un mandato entre el cumplido y el deseado, aunque la alternancia se diera dentro del mismo espacio político.

Sarmiento no necesito más de 6 años en el poder para transformar la educación en la argentina y sentar las bases de una argentina culta y preparada que, hasta casi mediados del siglo XX era un ejemplo para América y el mundo por su calidad educativa tanto primaria, secundaria y qué no decir de la superior; Pellegrini, en tan solo 4 años de Gobierno pudo diseñar un proyecto de país que llevó a la Argentina a ocupar los primeros puestos en el ranking de las naciones; Irigoyen, en solo un mandato pudo integrar a las diversas capas sociales a la vida política y social de la Nación; Perón produjo una fuerte revolución económico-social en la argentina en su primer mandato presidencial, único gobierno que pudo darle continuidad a un golpe de estado como fue el de 1943.

De aquí en mas, todos los que pretendieron y lograron modificaciones constitucionales que los habilito a una continuidad en el ejercicio del poder fracasaron; el primer intento luego de la reforma del 49 produjo un Perón que se fue alejando de sus conceptos originales y se enfrento con los medios, la iglesia, silenció los partidos políticos, conculcó la prensa y cuenta la historia que tuvo paros sindicales y conflictos sociales de gran envergadura y el rechazo de sus propias filas cuando intento elevar la producción petrolera acordando con la California, la principal petrolera de su época.

Menem nos hizo sentir que estábamos cerca del primer mundo en su primer mandato y no dejo desastre por realizar en su segundo intento luego de la reforma efectuada en 1994 y que perdura hasta nuestros días.

La alternancia Gobiernos de facto / Gobiernos Democráticos, llevó al estancamiento de los partidos políticos, evitó las renovaciones generacionales y la adecuación de sus dirigentes a los diversos avances que se producían en el mundo, no era la estrategia de futuro, ni la mejor calidad de sus hombres lo que impulso a los hombres a la política y, las supuestas clases dirigentes hicieron a un costado la vocación por la cosa pública, con raras y contadas excepciones.

La argentina no es Europa, no es los EEUU, ni por idiosincrasia ni por haber vivido las mismas experiencias históricas, por lo tanto aplicar modelos o formas de hacer política como las que se utilizan en esos países no suelen tener ni éxito ni eco en colectivo imaginario nacional y mucho menos hoy en que gran parte de nuestros conciudadanos están en la pobreza, la indigencia y la deseducación que supimos mantener hasta entrada la década del 60 y que tuvo su punto de inflexión en la “noche de los bastones” .

Durante la vigencia de la Constitución de 1853, se pudo dar la reforma Universitaria de 1918 sin que ley alguna fuera violentada y que genero en las Universidades Argentinas, un fuerte debate de ideas que, lejos de perturbar la vida democrática, la enriquecieron e integraron a la juventud a la discusión política aunque fuera más o menos telúrica. La educación libre de Arturo Frondizi abrió un amplio espectro universitario que se desparramo por toda la nación.

Francia, la nación de las luces, de los avances culturales y las revoluciones artísticas, modelo para el mundo, recién pudo lograr su revolución universitaria en 1968 en el primer enfrentamiento serio que sufrió Charles De Gaulle durante sus gestiones presidenciales.

Argentina era prospera, de avanzada en lo cultural y educativo y constitucionalmente seria hasta que en 1930, el General Uriburu fundara el partido militar que se auto-constituyó en una suerte de árbitro de la legalidad y orden moral en la Republica.

A partir de este fenómeno la política en general y los políticos en particular empezaron a hacer de su ejercicio un negocio y no un servicio y llegar a presidir los destinos de la Nación más que un honor conferido por los ciudadanos a la probidad de sus antecedentes, se transformo en una promoción en el rubro de los negocios del poder.

Macri habla de la nueva política y verdaderamente no sé si es sincero cuando convoca a aquellos con vocación a integrarse a su espacio que parece ser más un círculo de allegados que un partido abierto y convocante, y si legítimamente aspira a presidir el país necesita transformarse en un líder nacional; los peronistas están en una diáspora que uno no termina de saber quién es más o menos peronistas, que según yo creo, no es como Boca Juniors, un sentimiento, sino una causa nacional; el radicalismo perdió la fuerza de Alem que no le alcanzo con la retórica de los discursos e intento imponer sus ideas e impronta con una sangrienta revolución y tuvo en años recientes su deserción reflejada en la Dra. Carrió auto titulada líder de la oposición, ha venido coqueteando con la izquierda y la derecha, y hoy no sabemos a qué espectro pertenece, el “borocotismo político” no es solo patrimonio del Pro; el Socialismo nunca fue gobierno pero le dio a la Nación las más adelantadas leyes sociales que mejoraron la calidad de vida de la gente; las cámaras tanto de diputados como de senadores estaban integradas por los mejores, o al menos los más caracterizados hombres de la argentina, sea del color político y pensamiento que se expresara.

Ser Juez de la Nación era una dignidad no un mero empleo público y los jueces hablaban por sus sentencia y no en la puerta de su domicilios todas las mañanas, anunciando sus acciones como si fuera una novela en capítulos, cuyo final jamás conocemos.

Los médicos, los más renombrados y prestigiosos, dedicaban sus mañanas al hospital público brindando a la ciudadanía excelencia en atención medica y formación a las nuevas camadas. Enfermeras de calidad y material suficiente para atender a los ciudadanos, basta ver sus edificios hoy destruidos y casi abandonados para ejemplificar la brillantez de su pasado.

Los colegios secundarios y las universidades tenían en su nomina de profesores a los autores de los libros de estudio y los principales tratadistas y autores, podría dar nombres de aquellos con los que me cruzaba en la facultad de Derecho pero seguramente muy pocos lectores lo reconocerán.

Lo ocurrido no fue gratuito, ni para la Nación ni para la Democracia, el precio que estamos pagando es por que, como decía Gainza Paz desde La Prensa, la “caquistocracia” se adueño de la política y desde allí del poder, sobre todo del poder de hacer negocios.

La calidad institucional va de la mano de la calidad republicana en donde la democracia es su expresión y la Constitución su límite, es por ello que poco podemos quejarnos de los gobiernos habidos, los actuales y los que vendrán, porque estos años de democracia no han sabido, no han podido o no han querido educar y ejemplificar al soberano, por ello tenemos un pueblo conducido y no gobernado.

Los ejemplos del vecindario, con pocas excepciones, no son en absoluto los más indicados, pero si los más convenientes a los intereses personalistas y vulneradores de la vocación republicana, hasta que no tengamos calidad política, calidad institucional, calidad republicana y calidad democrática, esto es mejor educación y cultura, no tendremos, por mas riquezas que tengamos, prosperidad económica y por ende mejor inclusión y mayor redistribución.

¿Resolveremos estos problemas con nueva Ley de Medios?, ¿hará que se instale en la gente una mentalidad de ahorro una nueva ley de Entidades Financieras y evitara la fenomenal fuga de capitales que hoy tenemos?, ¿podrá una ley de reforma política modificar la conducta de los políticos e inducir a las nuevas generaciones a implicarse?, la respuesta es obvia, absolutamente no y, ¿Por qué no?, porque la historia, al menos la historia de los últimos 60 años nos condena.

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