viernes, 8 de enero de 2010

Amanecer de un día agitado


La crisis generada con el pedido de renuncia al Presidente del Banco Central tiene tres facetas bien claras: una, la económico/financiera; segundo: institucionalidad; y, tercero la política, las tres tienen un alcance de suma gravedad y, se están comenzando a entrelazar y/o poner de manifiesto.


Por Enrique García-Mansilla

El sistema financiero es a la economía lo que la endocrinología es a la salud del cuerpo humano, mucho hemos escuchado últimamente sobre el “shock séptico” y, por lo tanto es de esto de lo que estamos hablando.

La crisis mundial comenzó como una crisis del sistema financiero y, rápidamente se desparramo por la economía real y produjo las consecuencias que hemos visto durante casi todo el 2009 en donde, con políticas fiscales y monetarias el mundo inyecto en la economía los antibióticos (fondos) suficientes para detener el cuadro infeccioso que se desparramaba sobre todo el cuerpo social y económico del mundo.

Decimos que es un problema económico porque, según fuentes privadas confiables, la argentina se encuentra con déficit en la cuenta corriente, esto es recaudación menos gasto y, por lo tanto no estaría en condiciones de atender no solo los vencimientos de deuda sean estos capital o sus servicios sino que deberá, por la falta de financiamiento externo, recurrir o al ajuste del gasto o la emisión monetaria para financiarlo.

También tenemos, los vencimientos de la deuda reconocida y reestructurada, sin contar con la deuda pendiente con el Club de Paris y los “holdouts” (bonistas que no entraron en el canje) que de hecho tienen una repercusión no menor en el sistema financiero internacional, inhibiendo al país de poder contraer nuevas deudas a tasas razonables de interés, como es el caso de Brasil, Chile, Uruguay y Perú por tan solo mencionar algunos países de la región.

La estrategia del Ministro de Economía se centraba en este punto: reconstruir la confianza internacional para poder acceder a estos mercados y así poder emitir deuda y refinanciar los vencimientos de la deuda y/o sus servicios en el mercado internacional, para ello se pretende crear el llamado Fondo del Bicentenario”, cuyo objeto dar a estos mercados una señal de solvencia que respalde cualquier intento de dudas sobre la solvencia futura del país ante pagos de sus obligaciones, de allí que el Congreso de la Nación votara recientemente la llamada apertura del canje esto es, facultar al Gobierno a negociar con los famosos “holdouts”.

Como las reservas del BCRA tienen por finalidad respaldar la moneda y su competencia es del BCRA ente autárquico e independientemente de las ordenes, instrucciones o sugerencias del Poder Ejecutivo y solo pueden ser utilizadas para la cancelación de deuda con organismos multilaterales de crédito, esto es: Fondo Monetario, Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial de las que ya hizo uso, sin inconvenientes legales, institucionales y financieros el ex Presidente Kirchner, el Gobierno en este caso está intentando, con esas reservas crear este fondo de garantía, utilizando lo que se denomina reservas excedentes, esto es aquellas que están por encima de su correlato con la circulación de dinero.

Por lo tanto el Poder Ejecutivo no puede y no debe interferir en la gestión del Presidente del BCRA y es aquí donde se ponen de manifiesto los problemas:

(a) en lo económico, como resolver los pagos de deuda y como financiar el gasto corriente sin efectuar el tan antipopular ajuste, esto es trabajar sobre el gasto creciente que la administración tiene;

(b) la actitud del Ejecutivo y su contracara la actitud del Presidente del BCRA, colocan al país frente a un verdadero, peligroso y volátil “conflicto de poderes” y es aquí donde deberíamos prestar mucha intención a los valores de la ley y los reglamentos de las instituciones básicas de la República. Es por ello que repudio, desde lo más profundo de mis convicciones el comunicado emitido por la Asociación de Bancos Argentinos bajo el principio de discrecionalidad, prudencia y prescindencia que debería haber mantenido en este conflicto desatado y del cual el Presidente del Banco Central no es ajeno, que puede y seguramente traerá innumerables consecuencias a la República, sentando una vez más un gravísimo precedente de inseguridad jurídica; por último,

(c) el político: como bien me recordaba un amigo a quien respeto, quiero y escucho aunque ambos hablamos casi a la vez en críticos y duros momentos de su país, su líder salió a los ciudadanos de su país y para alcanzar la victoria les prometió “sangre, sudor y lagrimas”, no felicidad, no dadivas, esfuerzo y sacrificio sobre los que deben sentarse los fundamentos de la racionalidad y la civilización, por lo tanto, si desde el oficialismo y la oposición se utiliza este tema con fines de posicionamiento político no tendremos esperanza porque lo que rápidamente emergerá es “más de lo mismo” y hoy la República y sus instituciones necesitan, claman por un cambio contundente en los paradigmas que le fueron impuestos a la sociedad y que han destruido la vocación por el esfuerzo, la necesidad de educación y los principios del trabajo como único mecanismo de solidaridad social que probadamente han sacado a las naciones de la miseria y otorgado dignidad a sus ciudadanos y, quiero repetir ciudadanos, porque si los transformamos tan solo en pueblo estaremos generando un rebaño y no una sociedad libre que pueda decidir su destino a partir de sus creencia y no esté sujeta a la dadiva, el clientelismo y la mano del oportunismo de turno a través de mecanismos que los subordinen y los mantenga en la marginalidad.

Este último punto trasciende la responsabilidad de lo político, para ser una responsabilidad de todos los dirigentes, sea cual sea el lugar de desempeño de su rol y por encima de consignas partidarias o ideológicas que no pueden subordinar al hombre en su integridad de hijos de Dios.
No es poco lo que está en juego ni debería ser “el dinero” la visera más sensible del hombre porque los problemas de dinero se arreglan con dinero, otros, muchos en la vida, no hay dinero capaz de darles solución.

Un fin loable no puede ser realizado con los medios inadecuados porque está en nuestras mentes fresco el “terrorismo de Estado” y ha sido recurrente el “terrorismo económico”.

“Avive el seso y despierte, aliente el alma dormida…” decía Manrique en sus coplas dedicadas a la muerte de su padre y su correlato en esta circunstancia es ARGENTINOS, TODOS, UNIDOS, IGUALES ANTE LA LEY Y DIOS, PONGAMONOS DE PIE, EN SALVAGUARDA DE NUESTRA NACION QUE ES NUESTRA CASA, NUESTRO TEMPLO, NUESTRO PRESENTE Y NUESTRO FUTURO Y, EXIJAMOS A LOS DIRIGENTES, PRUDENCIA, AUSTERIDAD, SABIDURIA, SERVICIO Y, POR SOBRE TODO, HONRADEZ.

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