domingo, 12 de septiembre de 2010

ENCOMENDEMOSNOS A DIOS

Hace dos semanas que no me siento a escribir sobre la actualidad nacional, he querido tomarme un tiempo y ver el desarrollo de los acontecimientos que han conmovido a la opinión pública en varios aspectos.

Hemos asistido a la fuerte embestida del Gobierno hacia el Grupo Clarín y, en esa obsesión por denostar a dicho grupo no se ha reparado en nada ya sea para descalificar y revivir los momentos tan dolorosos que vivió la sociedad argentina hace ya más de treinta años. La falta de escrúpulos de la pareja gobernante no ha medido ni los daños ni las consecuencias de sus acciones que no solo afectan a los propios implicados sino que, colateralmente han abierto otras heridas que ya estaban cerradas y que, en muchos casos estaban reconciliadas con el pasado.

Todo vale en esta despiadada lucha por el poder que los K están poniendo en juego y que no reparan ni en los efectos ni mucho menos sobre aquellos problemas que aquejan a la sociedad hoy y que alcanzan una inusitada ignorancia desde el poder.

Se han usado víctimas y sus impulsores o ideólogos han sido aquellos que bajo el rol de victimas habiendo sido torturadores torturados, confiscadores de medios caso Papaleo, ¿habrá recibido este personaje u su hermana Lidia alguna prebenda? o distraídos que se han sumado a echar más nafta al fuego de la psicopatía de los Kirchner.

Tan grave es este hecho como el que protagonizara la PresidentE/A justificando e indirectamente alentando la toma de colegios por parte de estudiantes altamente politizados y entrenados o alentados por los partidos de izquierda como el MTP y el Partido Obrero.

Nada, absolutamente nada detiene al Gobierno en su afán descalificatorio de quien se enfrente, con ideas o críticas a su accionar, a punto tal de que no hay límites a sus canallas adhesiones a la falsedad y la mentira.

Cuando desde el poder se tergiversa la realidad histórica y se alienta la anarquía de jóvenes imberbes bajo el signo ya sea de los derechos humanos o de los derechos democráticos en defensa de la causa que sea, se promueve la disociación social y hacen aflorar lo peor del ser humano: la intolerancia, la falta de razonabilidad y por supuesto el caos.

¿Saldrá de esta camada de ignorantes chiquilines la dirigencia del futuro, con padres que abdican de su responsabilidad de inculcar disciplina a los adolescentes incontrolables?

El Ministro de Economía da insólitas conferencias de prensa con un trasfondo netamente político, mientras el área bajo su control se desmadra, la inflación crece, se exacerba un consumismo sin correlato en la inversión y se dibujan los números oficiales para seguir mostrando un superávit fiscal que ya no existe y alienta al Banco Central a emitir sin ton ni son para financiar ese déficit impulsado por un fenomenal gasto publico que, a través de estadísticas mentirosas nos hacen creer que no existe.

En este contexto las expectativas son ruinosas, la población, incluso la que se sustenta en la dadiva y el clientelismo, ve que sus ingresos por adherir cada día son menos y, serán menos por cierto su adhesión en el futuro.

Como estamos en el caos, no nos damos verdaderamente cuenta de su magnitud y, mucho peor aun de sus consecuencias, como dirían los jóvenes nos va a llevar puesto a todos y, el 2001/2 pasara a ser una muestra gratis de los que acá puede venirse, aunque los políticos de todos lados y economistas diversos traten de morigerar su discurso para no llevar mayores preocupaciones a las ya existentes.

Cuando escuche las estadísticas brindadas por los miembros informantes sobre la Ley de Seguridad me alarme: 25 salideras bancarias por día, viles fusilamientos por monedas a las víctimas de los robos, cuestionamiento al accionar policial, muchas veces cómplices de estas maniobras, no pude dejar de recordar los nefastos setentas, que dieron un giro fundamental a la conducta y comportamientos de nuestra sociedad.

Lo que sí quiero dejar en claro, y que mis lectores tengan presente es que “todo tiempo pasado fue siempre mejor” o dicho de otra forma, siempre se puede estar peor cuando la inconsciencia y el desapego a las normas legales de cualquier jerarquía son vulneradas desde la Magistratura que, debería dar muestras de ejemplaridad y prudencia.

Argentina tiene hoy el raro privilegio de liderar al mundo en inflación, falta de atractivo inversor, criminalidad, distorsión de sus indicadores, una recurrencia al pasado para justificar acciones injustificables del presente, la corrupción y la inseguridad jurídica.

La mafia extorsionadora del Moyanismo Sindical, aprieta empresas, como brazo ejecutor del nazista Moreno, y con ello piensa que detendrá el proceso de empobrecimiento de las clases medias y marginadas de la Nación cuando la verdadera intención es sojuzgarlas más aun en el desengaño y la desesperanza.

¿Aprenderemos la lección finalmente los argentinos? ¿O solo saldremos a la calle a hacer sonar las cacerolas cuando nos toquen los dineros?, ¿no hay sobradas sospechas, fundadas en hechos inexorables que ya no será por nuestro dinero que han de venir, sino por nuestras libertades, por la propiedad, por la integridad ciudadana de cada uno de nosotros, para lo cual no hay ni habrá dinero que la repare?

Mientras escribo estas líneas, escucho las palabras de Juan Pablo II, que como luz de esperanza suenan en mi cabeza y que me llevan a concluir esta nota con ellas:

“Páter noster, qui es in caelis: santificetur nomen tuum; adveniat regun tun um; fiat voluntas tua, sicut in caelo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo”.

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