martes, 27 de octubre de 2015

QUE DEBEMOS ESPERAR




Este pasado domingo (25 de 0ctubre) se ha producido un hecho de significativa trascendencia en la Nación, el haber Cambiemos alcanzado la segunda vuelta electoral y el brillante triunfo, de la mano de Maria Eugenia Vidal, para la gobernación de la complicada Pcia. de Buenos Aires.

Ambos hechos son históricos. Por vez primera una elección presidencial alcanza la posibilidad de disputar la primera magistratura en una segunda vuelta y, también por vez primera desde 1987 un partido no peronista y una mujer conducirán los destinos de la provincia más grande, más poblada y más conflictiva del país.

Quiero, como lo hizo la Gobernadora electa la noche de los comicios, utilizar sus palabras para reflejar mis sentimientos: ¡Si, se puede!

Si bien se respiraba en el país un sentimiento de segunda vuelta, nadie pensaba que la diferencia entre Scioli y Macri podía ser menor de 8 o 9 puntos, de allí el suspenso angustioso con que se esperaban estas elecciones. Pues contra los pronósticos, Scioli saco tan solo 2,5 puntos de diferencia y, en algún momento del comicio llego a estar Macri por encima con algunos puntos de diferencia. 

Ni que decir las intendencias ganadas por la oposición en varios municipios importantes del gran Buenos Aires, derrotando a varios Barones que se habían enquistado en esos municipios, la gente dijo basta y eligió.

Gerardo Morales, dirigente Radical se puso al hombro la Pcia de Jujuy, dejando en el camino al candidato peronista y a la patotera dirigente social Milagro Salas, ama y dueña de la provincia.
Hasta aquí, la crónica, veamos que reflexión podemos hacer de estos hechos, que tienen un fuerte contenido político.

¿El resultado electoral hubiera sido igual con Cristina Fernández encabezando la lista?, yo me atrevo a decir que sí, porque el cambio que la sociedad demanda es un cambio de estilo, de la forma de gobernar y, por lo tanto lo que CFK propone y Scioli manifiesta es una continuidad con ese estilo prepotente, negatorio de la realidad, responsabilizar a otros de sus propios desaciertos, no asumir las responsabilidades por los errores o corregir aquellos que se producen. Cristina Fernández ha abusado de la paciencia y la abulia de los ciudadanos argentinos a quienes les ha cercenado libertades en pos de sus políticas económicas y sociales.

Aun aquellos beneficiarios de planes que escasamente pueden sobrevivir,  no se les ha dado las herramientas para poder tener un mejor futuro y una oportunidad de salir de esa situación de indigencia cultural de la que están presos. El hombre no solo se alimenta de comida, también quiere dignidad y esa dignidad la obtiene del conocimiento y del trabajo.

Han sido permisivos con la droga, por ser elegante, y en muchos casos se han valido de ella para acrecentar sus recursos políticos y personles, y allí se van las aspiraciones de muchos chicos y muchachos que encuentran en ella los recursos que no obtienen con el trabajo, trabajo que dicho sea, no existe porque las políticas aplicadas lo han frenado y, en muchos casos hecho desaparecer.

El Cepo no es solo una restricción para el acceso a las divisas, es una restricción a las libertades individuales que limitan las posibilidades de transitar, ahorrar y hasta estudiar, cuando se busca perfeccionamiento fuera del país.

La adulteración estadística y la inflación que se esconde tiene la particularidad de generar un discurso mentiroso que luego, se evapora cuando se constata con la realidad y la realidad pone sobre la mesa las inconsistencias de un relato que es el basamento de este gobierno.

Esconder pobres escondiendo estadísticas es tragicómico, porque todos los tenemos cerca, los vemos, los sentimos y su consecuencia es el delito, no por pobreza, sino por supervivencia.

¿Es esta la continuidad que pregona Scioli?, porque no basta hablar de desarrollo, el desarrollo necesita imperiosamente de políticas que lo impulsen, que lo generen y, como ya demostró Frondizi en la década del 60 no se puede lograr sin una fuerte revolución educativa que, es en definitiva la principal herramienta de la inclusión.

No hay libertad sin justicia y la falta de justicia quedo bien expuesta con la muerte de Nisman y el pasamano de causas contra funcionarios o allegados a funcionarios de este gobierno que se ha hecho de jueces y fiscales. La sociedad registro estos hechos y los reflejo en el voto.

Vamos por todo es quizás el acto de soberbia y de anti republicanismo explicito más rotundo que haya expresado la presidente y puesto en marcha sin pudor desde su reeleccion en 2011.

Esa expresión es, sin lugar a dudas, la identificación más patética y concreta de que el Estado soy Yo, que se puede efectuar y la sociedad quiere un gobierno, no un liderazgo providencial que no admite ni criticas ni posturas opuestas a sus designios y propósitos, la sociedad quiere ideas confrontadas, opiniones divergentes, discusiones inteligentes y no tajantes definiciones sin posibilidad de ser sometidas a la riqueza de la discusión. No hay, y nadie, tiene la verdad revelada, y el kirchnerismo hizo de sus ideas, slogans y posturas verdades excluyentes y, esto harto a la sociedad.

Hay una percepción nueva en la sociedad que le está diciendo, divididos, enfrentados o excluidos, los problemas argentinos no tendrán solución, porque estarán descartándose opiniones serias y validas por ello, el vamos por todo expuso la verdad del proyecto oficialista: el populismo más irracional desde el retorno de la democracia.

Scioli por su parte convoca a la población a votar por una gestión que él no pudo, no quiso o no supo realizar en sus 8 años al frente de la poderosa gobernación de la Provincia de Buenos Aires, por ende no es creíble y, solo el núcleo duro del gobierno se encolumna detrás de sus ideas, núcleo tan irracional como sus dirigentes.

Cristina Fernández ha abuzado de su posición, ha abuzado de la paciencia de la ciudadanía y, por lo tanto sentirá sin ninguna compasión, el repudio ciudadano.

Solamente volviendo a la Republica y los valores y principios que ella sostiene es como los argentinos encontraremos la armonía y el camino que requieren las soluciones a los serios y complejos problemas que hemos de enfrentar en un futuro no muy lejano.

Lo he escrito antes y lo reitero ahora, Cambiemos es esa alternativa, formada por un partido joven con vocación de gestión, un centenario Radicalismo lleno de valores institucionales y una Coalición Cívica que hizo de la trasparencia su discurso de batalla, y esto es percibido por la sociedad.

La última batalla será el 22 de noviembre próximo, y allí la ciudadanía en forma mayoritaria deberá expresar ese deseo ferviente de cambio que en las últimas elecciones viene manifestando y que ahora deberá plasmar definitivamente en las urnas y con su voto terminar de destronar la prepotencia y los mesianismos que nos han llevado al atraso, aislamiento del mundo y a la perdida de los valores fundacionales de nuestro país, plasmados en la Constitución Nacional.



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