miércoles, 24 de abril de 2013

LA ENCRUSIJADA DE LA REPUBLICA



En las próximas  horas la Cámara de Diputados de la Nación dará tratamiento a las leyes denominadas “Democratización ´(Politización) de la Justicia”, mucho se ha escrito y dicho sobre este avieso avance del Poder Ejecutivo sobre el único Poder que no controla y, que de alcanzar su objetivo pondrá a la República en terapia intensiva.
Ya he escrito que muchos políticos y, por supuesto el oficialismo, entienden que la “democracia” es el mecanismo que se utiliza para justificar cualquier atropello, en tanto y en cuanto se cuente con los votos suficientes para alcanzarlo.
Olvidan que, al menos nuestra democracia tiene un condimento constitucional importante, bien expresado en el artículo primero de la Constitución y es como nos definimos, esto es una Republica Representativa y Federal, compuesta por tres poderes bien delimitados y conformados de acuerdo a lo que esa misma norma.
Variar estas normas es violentar y violar los preceptos constitucionales que nos definen como República. Cristina Fernández,  pretende, en base a números electorales hoy de dudosa realidad, cambiar la concepción Alberdiana de nuestra organización como Nación.
Argentina fue grande cuando estos preceptos fueron  el proyecto político de la Nación, su decadencia comenzó, primero lentamente y luego mas vigorosamente cuando nos apartamos de sus postulados.
Como esta decadencia no fue abrupta, la fuimos asimilando como una realidad mas y fuimos aceptando cosas que, hoy nos hacen lamentar, ya que estamos viendo esa decadencia en el máximo de su manifestación:  (a) perdida de nuestro importante rol en el mundo, que supimos tener; (b) desquicio económico, que nos hace inflacionarios, poco competitivos, con un intervencionismo estatal agobiante; (c) perdida de libertades y en riesgo de perder aun más de ellas, (d) una mayor tolerancia a la corrupción no solo económica sino también ideológica.
Podría enumerar aun mayores males, pero a los efectos de esta nota, los ejemplos brindados alcanzan para comprender que es lo que se está jugando por estas horas, aunque no puedo dejar de mencionar una muy especialmente que es la pérdida de dos valores fundamentales: la educación y la cultura del trabajo, que caracterizaron los últimos años del siglo XIX y los primeros 30 años del siglo XX.
Como habrán sido de fuertes estos dos valores, que aun en la destrucción sus efectos duraron casi hasta la década del sesenta.
Por estas razones, Vargas Llosa definió a la argentina como “el enclave europeo en americalatina”, hecho que ha pasado a ser un dicho más que una realidad en nuestros días.


Pese a nuestras riquezas naturales, alimentarias, energéticas y a las condiciones humanas de nuestro pueblo, nos estamos transformando en uno de los países más atrasados del continente, con índices de pobreza e indigencia que, como ya mencione, son una cachetada a los países pobres de la tierra.
Malos Gobiernos, con mediocres dirigentes son la consecuencia de lo que nos ocurre, a lo que debemos sumar la perdida de vocación por lo público, por la construcción de lo público hoy transformada en un botín de corruptela que asquea y se la faranduliza.
Vemos y escuchamos escandalosas maniobras y actos de corrupción, sin que nos llenemos de asco y, el roban pero hacen justifica cualquier robo a la ciudadanía, aun cuando roban sin hacer.
Debemos pues reconstruir la República  necesitamos para ello probidad e idoneidad, el mundo en el que vivimos ya no se puede dar el lujo de improvisar, para ello debemos sostener firmemente los poderes republicanos, sin mas demoras, y por ello el próximo 24 de abril debemos todos, sin titubeo alguno, reclamar a los diputados que comiencen la tarea, rechazando de plano el robo a nuestras libertades y el avasallamiento al Poder Judicial, después vendrán las parlamentarias de octubre y, con grandeza y sin vedetismos, prepararse para que el 10 de diciembre del 2015, ni un minuto antes ni otros después, estos caquistocratas dejen el poder y, si lo ameritan vayan a la cárcel.
Alguna vez deberemos darle validez al juramento realizado: “Que dios y la patria lo demanden” porque solo así cerraremos el ciclo de la decadencia y habremos terminado con la encrucijada de la República.


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