viernes, 5 de diciembre de 2008

Recordar es ejercer la memoria sin limitaciones

El 1° de Diciembre de 1974 gobernaba la argentina el Tte. General Juan Domingo Perón, ese día un comando armado de Montoneros/ERP, asesinaron sin contemplación y piedad al Capital Viola y su pequeña hija Maria Cristina, su crimen hasta la fecha esta impune y la investigación que fuera abierta esta parada desde entonces y el Juez de la causa se negó a declarar a este Crimen de Lesa Humanidad.

Perón llego al Gobierno con más del 60% de la voluntad popular acompañado por una serie de partidos políticos que, en muchos casos, habían sido su acérrimos opositores durante sus presidencia anteriores, por lo tanto su gobierno era un gobierno de unidad nacional.

No es intención en este artículo entrar en el análisis político del tercer gobierno del Gral. Perón, simplemente dejar en claro que en esa fecha reinaba en el país los plenos poderes de la Constitución Nacional y las leyes que reglamentaban su ejercicio, con amplitud y un grado de legitimación como jamás consiguió dirigente político alguno.

El genocida asesinato de Viola y su pequeña hijita fue perpetrado por una metodología sistemática seguida por las organizaciones subversivas que, hacían del asesinato de hombres de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, un acto de combate, que se nutrían económicamente con el secuestro extorsivo de empresarios, que eliminaban a civiles, sean estos políticos, gremialistas, periodistas o personalidades destacadas un acto de combate para el logro de sus fines, imponer sus ideas a sangre y fuego y a costa del crimen artero, solapado y despiadado, sin contemplación o apego alguno por la vida.

Por todo esto a este flagelo se le ha dado en llamar, con certeza “La Guerra Sucia”, porque el enemigo no era frontal y cabal, sino cobarde, desalmado y sobre todo, desvalorizando los principios más elementales de la vida humana, sin justificarlo ni aceptarlo, debo decir que así fue la respuesta que recibieron, luego que el Gobierno Constitucional ordenara a las Fuerzas Armadas “aniquilar” a estas fuerzas insurgentes.

Este Gobierno, que se jacta de ser un acérrimo defensor de los Derechos Humanos, jamás podrá ser equitativo y justo con el análisis de la década en la que se efectuaron los hechos que tanto daño hicieron a nuestra sociedad, básicamente por dos razones: primera porque gran parte de los elencos que lo integran, los diputados que los acompaña y la mentalidad que profesan son equivalentes a las de aquellos delincuentes subversivos que mantuvieron en vilo a la sociedad y que llevo a las Fuerzas Armadas a un accionar inaceptable para combatirlos, segundo porque la política de Derechos humanos está dictada por la Sra. Hebe de Bonafini que ha dejado de ser madre de un desaparecido para hacer política partidista sobre el cadáver de su hijo.

No justifico, ni pretendo hacerlo en este articulo el accionar de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión, pero es menester que la memoria sea integral, no sesgada o parcial, porque de lo contrario jamás superaremos el trauma que se vivió.

Hay crímenes paradigmáticos perpetrados por la subversión, el del Capitán Viola y su hijita es uno de ellos, pero podríamos mencionar otros que por su saña y consecuencias merecerían ser mencionados.
Quiero en este articulo poner las cosas en su justo lugar, el crimen perpetrado contra la familia Viola es un crimen de Lesa Humanidad, porque responde a una sistemática forma de combatir los poderes constituidos, por lo tanto son atentados directos contra la Constitución y su Gobierno y las Fuerzas Armadas como el brazo armado de la Nación.

Quien esto escribe posee autoridad moral para brindar esta opinión porque sufrió secuestro y prisión, puesta a disposición del PEN y padeció todas sus consecuencias patrimoniales, morales, laborales y familiares de la aplicación de la fuerza por parte del autodenominado Proceso de Organización Nacional.

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