Por Enrique García-Mansilla
Un proceso de alianza requiere muchas condiciones para que la misma se formalice, primero vocación, segundo capacidad de renunciar, tercero dialogo y cuarto, saber cuándo hay que dar un paso hacia atrás o al costado. Si actuamos de esta forma estaremos preparados para generar uniones estables y duraderas.
Forma parte de la condición humana el deseo de protagonismo y más aun en política en donde los interesados cuentan no solo con sus antecedentes sino con sus aportes en términos de experiencia y seguidores.
No cabe ninguna duda que el Pro, o mejor dicho el Macrismo tiene sus dos pies bien asentados en la Ciudad de Buenos Aires, pese a los innumerables desaires y desatinos que el Gobierno Nacional ha efectuado para enturbiar la gestión de Macri. Su vocero, el Ministro de Justicia, Derechos Humanos y Seguridad no ha tenido prurito alguno, ni siquiera respeto por su cargo y jerarquía para utilizar un lenguaje descalificatorio de la gestión del Pro, sin embargo siguiendo con los mismos criterios que uso en su campaña Macri se focalizo en la gestión y en el trabajo que se comprometió a realizar en lugar de perder tiempo en refutar los dichos del incontinente Ministro de Justicia.
Como líder de su espacio, ante las dificultades actuó con mesura y siempre incitando al dialogo y el acuerdo para la resolución de los conflictos, supo, sin ningún tipo de personalismo absurdo, ratificar o rectificar posiciones cuando la legislatura le fue esquiva, esto habla de una actitud de respeto por las instituciones y, lo que es mas importantes asumió la realidad de que debía gobernar no solo para el 60% que lo voto, sino también para aquellos que optaron por otro proyecto o fuerza política.
Esta actitud fue también la que asumieron sus más cercanos colaboradores en la gestión de Gobierno, transformando a el equipo que Gobierna la Ciudad en una rara avis en la política argentina en donde jamás se discuten ideas sino se denosta a los contrincantes.
Ahora surge la Unión Pro en la Provincia de Buenos Aires, mi madre solía decir con la sabiduría de los ancianos “juntos si, mezclados no” y es casualmente esto es lo que está pasando en este nuevo espacio que está naciendo, prematuramente en la provincia, parto que fue provocado por Néstor Kirchner que no tuvo prurito alguno en modificar su propio Código Electoral y tirar por la borda todos los considerandos y argumentos que utilizo para establecerlo años atrás.
Esta circunstancia, para nada menor, llevo a que se aceleraran los tiempos y que, los acuerdos básicos se realizaran después de consumado el hecho de la unidad, ya que había habido acuerdo para acordar, pero sin tiempo para hacerlo.
Personalidades diferentes, con antecedentes diversos, experiencias diferentes no podían menos que disentir, aunque una base de acuerdo mayor y es esto lo que está pasando ahora, no nos olvidemos que estos tres hombres, con sus espacios detrás, ya que la idea es juntarse no, la de mezclarse en una pasta amorfa en la que todos digan “amen” ante la primera opinión que se vierta, este dialogo, con tolerancia y capacidad de rectificación será, sin dudas lo que amalgame esta unidad y genere una alternativa valiosa para la provincia de Buenos Aires.
Seguramente habrá otros disensos y opiniones diferentes, este no es el fondo del problema, la realidad es sobre qué base se tiende a darle soluciones, y si el principio fundador es respetado “acuerdo para acordar”, habrá siempre una tercera opinión que contribuya a la solución y al consenso.
Si se pretende dar batalla al oficialismo hay que hacerlo con convicción, propuestas que mejores la institucionalidad, que no traben la gestión del Ejecutivo pero que, le devuelva al poder legislativo su rol de intermediario entre el pueblo y el poder y ello requiere mucha mesura, mucha paciencia y, sobre todo la recuperación de un rol activo de los legisladores y no, como en la actualidad que se han transformado en marionetas de los que el Ejecutivo desea.
Macri demostró, en estas últimas semanas tener colaboradores de fuste, capaces de representarlo en discusiones complejas pero capaces de poner firmeza y cintura para poder lograr consensos básicos que le permitan a esta Unión ir fortificándose, frente a personalidades fuertes y con gran vocación de protagonismo. Jose Torello que ocupa el delicado cargo de Jefe de Asesores del Jefe de Gobierno Porteño debería salir de atrás del escenario y jugar un papel más protagónico dentro de su espacio político para que el Pro, vaya generando las alternativas que, como nueva fuerza política está necesitando. Demostró tener el talento para hacerlo, ahora tiene que ponerlo en marcha.
Lo más importante tanto para esta Unión como para la que se está estructurando entre la Coalición Cívica y el Radicalismo es poner frente a los argentinos una opción moderada, seria y coherente que enfrente el autoritarismo, tan lejano al concepto de democracia y por ende tan destructivo para la República.
Derecha o izquierda hoy son formas dialécticas para nada efectivas, ¿alguien podrá decir que Perón fue progresista?, ¿luchar por los derechos sociales, esto es mejores empleos, mejor salud, mejor educación pública, es únicamente atributo de la izquierda?, ¿equidad en la política impositiva es solo una bandera de la izquierda?, cuando releo estos interrogantes solo puedo pensar en o la ignorancia de los políticos o su oportunismo político, ya que todos, sin importar el color político con que se pinten, si ejercen la política con seriedad, tienen como objetivo el bien común. Quien no comprenda esto, miren a la Social Democracia Europea y tendrán su respuesta.
Los ciudadanos preocupados por el futuro, ansiamos que, la oferta política del próximo 28 de junio nos de alternativas serias y concretas a este circo político que encabezan los Kirchner, solo con generosidad en las ideas, moderación en las conductas y comportamientos, podremos tenerla y poder elegir, no solo optar por el mal menor.
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