Por Enrique García-Mansilla
En su programa “Hora Clave”, que se emite por el Canal 26 los Domingos a las 21 horas, en su Editorial Mariano Grondona hizo una fuerte argumentación a favor de “El Poder y Los Poderes”, su base discursiva estaba centrada en el hecho que, “El Poder”, aunque de origen democrático, por haber sido alcanzado mediante el voto popular, y en circunstancias difíciles pare el país, hacia sostener que el elegido, en este caso Néstor Kirchner, gobernó con un nivel de iniciativa que sojuzgo a los restantes poderes del Estado y, en ese modelo de gestión, atropello a las otras instituciones de la República y, en lugar de tener consejeros, o funcionarios dedicados a gestionar con eficiencia, se sometían a los caprichos o intereses de quien, considerado el “salvador” no está dispuesto ni a ceder o compartir ese poder con nadie, por lo tanto va convirtiendo a su gestión en una suerte de autoritarismo muy cercana a la Dictadura en, donde él es, la ley, sin titubeos o reproches.
Por otra parte están “Los Poderes”, estos son los que la Constitución manda, los que ejercen la legítima representación de los ciudadanos y que, tienen por finalidad compensarse entre sí, para hacer que sea la ley, la que domine a los ciudadanos y no las personas. Ya que nadie, absolutamente nadie debe estar por encima de la ley.
Leyó –Grondona- a su audiencia el art. 29 de la Constitución Nacional que, con absoluta claridad establece que nadie, absolutamente nadie puede subrogarse poderes extraordinarios o el Congreso delegar facultades especiales, a ningún Gobernante, so pena de ser tildado de “Traidor a la Patria”, no solo quien recibe estos poderes, sino aquellos que los promueven o se someten a su aprobación.
De allí, la conclusión de Grondona que en estas elecciones estamos decidiendo entre el modelo del poder y el modelo de los poderes, ya que a los líderes del poder desoyen u hostigan, sin ningún pudor a cualquiera sea el organismo de contralor del Estado, hecho que hemos visto reiteradamente en los últimos años. Esta teoría fue sostenida por el Politicólogo, Guillermo O’Donell que, luego de ejercer la cátedra en EEUU, Europa y Brasil, ha retornado a la Argentina, de donde es oriundo.
Recurro a la mención del Editorial de Grondona, porque la misma sinteriza, quizás como ninguna otra que es lo que los argentinos enfrentamos el próximo 28 de junio, ya que, además, el defensor de “El Modelo”, está haciendo de esta elección un plebiscito a su gestión, por lo tanto el ha colocado la bisagra que pudiera efectuar un verdadero cambio Republicano.
Por otra parte, Roberto Cachanosky, en su Revista Interactiva de la fecha (economíaparatodos.com), alcanza la misma conclusión al afirmar: “Sin embargo, seamos sinceros: todos los políticos que sostienen que Cristina Fernández de Kirchner tiene que terminar su mandato lo dicen porque está mal visto argumentar lo contrario. A pesar de ellos, todos sabemos que: a) hay mecanismos institucionales para manejar la transición en caso de que se vayan, y b) este Gobierno está intrínsecamente incapacitado para generar confianza y recuperar la economía”, desde un costado más económico que político.
Cierto es que la responsabilidad de la oposición es alta e importante, ya que según y hemos visto, no solo está en juego la confirmación a ultranza del modelo autoritario sino que es la oportunidad que se le debe brindar al país de restaurar los valores de la República, con el juego de los poderes y, eliminar de la conducción nacional a estos “infamantes traidores a la patria”, que abusando de un poder, e ignorando las instituciones nos han llevado al más bajo nivel de institucionalidad de los últimos 25 años.
La crisis interna por ellos generada y la internacional heredada, se conjugan para que hoy nuestro país este en una situación económica, política y social de extrema delicadeza y es por ello que el rol de la oposición es de una magnitud trascendente, ya que es a partir de ella que lentamente podremos salir de este chavismo insolente, o este personalismo mesiánico que no deja sector e institución en pie, fastidiando sin reparos las leyes fundamentales de la Nación.
El autócrata quiere que todos se le sometan, y es por ello que hemos pergeñado las candidaturas testimoniales que no son otra cosa que una estafa a la ciudadanía, un descaro institucional y, una burla directa a las leyes, y, como bien termina diciendo Grondona, si no nos sometemos a las leyes y de ellas somos esclavos, terminamos siéndolo de los autócratas.
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