martes, 16 de marzo de 2010

OFICIALISMO Y OPOSICIONES: “DOS BARRAS BRAVAS”

La pasada semana nos mantuvimos en silencio observando cómo, tanto el oficialismo como las oposiciones se enfrentaban entre sí, utilizando todas las expresiones del lenguaje para justificar lo injustificable, esto es no encontrar en su ámbito natural, el Parlamento, un canal de dialogo y acuerdos, tal como lo demando la sociedad en el resultado electoral del 28 de Junio del 2009.
El oficialismo conducido por el matrimonio presidencial y los opositores de la mano de sus principales espadas, Carrio, Morales, Juez, Sola entre otros, se dijeron todas las barbaridades posibles ante la realidad que se manifestó en la conformación de las Comisiones tanto en Diputados como en Senadores.
Pese a las críticas y cuestionamientos realizados desde el atril o canchas de futbol que el oficialismo hizo de los opositores por recurrir a la justicia por las reservas del país durante el cese de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, descalificando jueces y hasta la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Nación, terminó en la propia justicia, ya abierto el periodo parlamentario, recurriendo a ella por las determinación adoptada por las comisiones correspondientes, que frenan al DNU que la PresidentE/A anuncio el mismo día que daba por abiertas las sesiones del año del Parlamento Nacional.
La única frase sensata que se escucho, provino de uno de los integrantes del máximo tribunal de Justicia, el Dr. Fayt que pidió a la clase política en general que “la inteligencia maneje el conflicto” y no la inversa.
Otra vos, de no menor jerarquía, la de la Iglesia Católica, a través de su Comisión Episcopal, emitió un comunicado llamando y llamándose a la prudencia y moderación en atención a la grave situación económico-social que hoy aqueja a la sociedad argentina y solicito, a las autoridades de los tres, repito tres, poderes del Estado que establece la Constitución de la Nación Argentina, para abundar en las preocupación de la Iglesia por los acontecimientos que se viven en el país y la evaluación de la situación social consecuente.
No cabe duda alguna, en mente sana alguna que, tanto la Suprema Corte, como la Iglesia Católica, en su solicitud de moderación no guardan bajo ningún aspecto y circunstancia, objetivos de censura de ningún poder o persona en la escena nacional. Solamente pretenden un uso adecuado de las altas responsabilidades que la población le confirió tanto al Gobierno como la Oposición, que no es otra cosa que mesura, dialogo y ejemplaridad.
No pueden ni deben los dos de los tres poderes políticos de la Nación, el Ejecutivo y el Parlamento, efectuar esta demostración de desmesura y descontrol puesto de manifiesto públicamente ante los principales medios de comunicación nacional y extranjeros.
Es en la Primera Magistratura de la Nación en la que aspiramos a ver una actitud acorde al resultado electoral que se manifestara en junio p.pdo. y en la oposición un rol firme pero respetuoso de ese poder que les fue encomendado en dicha oportunidad, expresado en las más variadas y diferentes formas del pensamiento político nacional.
Desempeñarse en los dos Poderes políticos que deben administrar y legislar para la ciudadanía no es y no debe ser convertido en un reñidero inescrupuloso y avergonzante para los ciudadanos de esta Republica que trasciende nuestras fronteras y que tienen al resto del mundo como espectadores de un sainete burlesco y mediocre.
Esto también hace al riesgo país, a la credibilidad internacional y, por ende al respeto de las naciones y a la valoración de la seguridad jurídica a la hora de escuchar las voces que en nombre de la Nación se alzan en los principales Foros mundiales, sean estos políticos y/o financieros.
Esta no es la Republica Bolivariana, esta es la Nación Sanmartiniana y si no estamos de acuerdo, veamos la conducta y ejemplo del General Jose de San Martin que, prefirió el auto-exilio que sumarse al enfrentamiento encarnizado entre hermanos, los que haya hecho Simón Bolívar ni como lo haya hecho, no es un problema que debemos asumir los argentinos, y podrá interesarnos en mayor o menor medida, pero no es el cuño con el cual San Martin quiso o utilizo para la realización de su cruzada libertadora, de allí sus renunciamientos, de allí sus actitudes como soldado y como hombre de nuestra tierra y región.
Veamos sino, la conducta de los países que alcanzaron su independencia bajo la espada y conducción de los ejércitos de la Nación y su Comandante en Jefe, me estoy refiriendo concretamente a Chile y Perú. No es este el espectáculo que están dando al mundo.
Miremos enfrente de nuestras propias narices a la Republica Oriental del Uruguay, a la Republica Federativa del Brasil, allí gobiernan las izquierdas y, no me vengan con eufemismos tales como “progresismo” u otro calificativo. Un subversivo Tupamaro y un Dirigente Sindical de la izquierda.
Por lo tanto “las conductas” nada tienen que ver ni con las ideas ni con los principios políticos, tiene que ver con la catadura moral y ética de cada uno de los hombres que gobiernan, legislan e imparten justicia en nuestra Nación, en nuestra Republica.
“Serás lo que debas ser o no serás nada” sentencio San Martin, pues las conductas expresadas por nuestros dirigentes políticos no puede bajo ninguna justificación ideológica, llevarnos a la nada. Después cada quien, en virtud del mandato recibido y de los equilibrios establecidos por la ciudadanía deberán, ejercer los atributos de los poderes delegados que la Constitución ordena.
Esto es en buen romance uno administra, otro legisla y otro controla y, entre los tres poderes se gobierna a la Nación, esto es la esencia de la Republica, todo lo demás, dejémoslo para las tribunas deportivas que, ya bastante dolores de cabeza le dan a sus seguidores prudentes.

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