sábado, 6 de marzo de 2010

PENSANDO EN VOZ ALTA

“Pido a los santos del cielo,
Que ayuden mi pensamiento,
Les pido en este momento,
………………………………………
Me refresquen la memoria
Y aclaren mi entendimiento”
(Martin Fierro, Jose Hernández)


¿Saben los doce millones de desocupados, pobres, indigentes, obreros y empleados en negro, o aquellos que ganan el salario básico, para que sirve el Banco Central (Banco Federal dice la Constitución)?, ¿más aun, para que sirven las reservas?, ¿para qué sirve el INDEC?, entre otras cosas; me atrevería a decir rotundamente que no.
El que busca trabajo y no lo encuentra, sabe lo que es el desempleo, el que no tiene para vivir, ya sea casa, comida y salud, sabe lo que es ser pobre y de la marginación, no necesita de índices ni estadísticas para saber que hay inflación, la población en particular y los que ganan algo, saben que hay aumentos importantes, escalofriantes en algunos casos, en los precios, porque compran, consumen, sabe la clase media que es pauperizarse, cuando es la que consume servicios, seguros medicina prepaga, colegios privados, automóviles, cable, celulares, etc.
Por lo tanto, estas son las verdaderas preocupaciones de la gente, que poco interés pone en si Mercedes Marco del Pont si o Mercedes Marco del Pont no, si las reservas si o las reservas no, pero si sabe, si las cosas van bien o no, porque es en la vida cotidiana en que la realidad se manifiesta, no en la discusión de políticos, sean estos oficialistas u opositores.
Allí está la crispación de fondo, no en el discurso político, en sus actitudes, en sus revanchas, en sus pases de facturas y, lo que si saben es que, cada cuatro años o cada dos, encantadores profetas los visitan, les hablan lindo y les prometen el oro y el moro para que ejerzan, un domingo determinado su “derecho soberano” a elegir a sus representantes para que cumplan sus promesas, todas y todos orientados a comprometerse en resolver los problemas de la gente.
Los que pretendemos analizar la realidad, porque hemos podido alcanzar cierto grado de conocimiento y nos interesa la cosa pública, sabemos que ese voto u acto, que ese domingo cada cuatro o dos años, cambia indefectiblemente 24 horas después de emitido, por lo tanto nadie es rehén de ningún partido, de ningún político o de ideología alguna. El Peronismo es un sentimiento, el Radicalismo una tradición y la Izquierda, se llame como se llame, una utopía pero, tal como dijera un viejo profesor que tuve en mis años estudiantiles, ojo, no desafiemos la inteligencia de la gente, según su ponderación social, económica o posición laboral, porque podemos cometer gravísimos errores de evaluación y apreciación.
En el “club de los políticos” pasa de todo, hasta hace unos días el oficialismo le dio a la oposición, “para que tengan” como dicen los jóvenes; hoy la oposición levanto cabeza, y como en una ensalada de frutas, se están cobrando lo recibido y, empiezan a dar, también,” para que tengan”, muy pocos o casi ninguno ha mostrado moderación, y no podemos dejar de mencionar lo que se dice, se escucha y se hace desde la Primera Magistratura de la Nación, que nos induce a la rebelión y sin pudor y sin formalidades, denosta e injuria.
En una época se solía justificar el robo, el asesinato, la rebelión y la barbarie diciendo “la violencia de arriba genera la violencia de abajo”, la respuesta fue “El Estado y su Gobierno tienen el monopolio del poder” y, vino el terrorismo de estado.
Mirando para atrás, solo terminaremos paralizados, como bien dice la Biblia le ocurrió a la mujer de Lot.
Los ciudadanos entonces, reaccionaron con indiferencia contra el terrorismo y con la misma indiferencia reaccionario con la represión, era una discusión entre intelectuales, políticos y militares, el pueblo mayoritariamente vivía según sus propios indicadores, aquellos que todos los días se reflejan en la seguridad personal y social, el trabajo si lo hay o no, los precios de los productos que necesita, si es propietario, inquilino o usurpador, si vive en Recoleta, Barrio Norte o en la Villa 31, en fin cada quien evalúa la situación según sus vivencias.
Ahora bien, cuando la “clase media” ve que cada vez son menos, los asentamientos son cada vez más grandes, que los jubilados sin familiares que los ayuden no pueden vivir, los chicos no van a las escuelas o que, para garantizar un mínimo de educación a los hijos hay que ir a las escuelas privadas, o que no podemos juntar a la familia los domingos a comer un asado y que los padres no pueden dotar a sus hijos de los más mínimos elementos de vestido, salud y educación, la sociedad colectiva empieza a agruparse y, según sus prioridades a reaccionar.
A esto se refería Perón cuando dijo “cuando el pueblo pierde la paciencia, hace tronar el escarmiento”
Nosotros, y toquemos madera, hasta el momento no hemos sufrido un fenómeno natural grave y con las consecuencias que están padeciendo los Haitianos, los Chilenos y, algunos países Asiáticos, alguna sequia más o menos prolongada, algunos excesos en las lluvias mas alla de lo normal, que entorpece la vida cotidiana de los ciudadanos y, nos encargamos de fabricar nuestros propios terremotos, nuestros propios tsunamis que, a la larga terminan produciendo los mismos efectos que los que los países que viven estas catástrofes naturales: personas humanas despojadas de todo, trabajo, vivienda, alimentación, educación y salud.
Este tipo de “tsunami a la criolla” solo se revierte con Políticas de Estado, o como dice el Dr. Vanossi, con Políticas Públicas que todos comprendan, que todos acepten y por lo tanto que todos sostengan y esas política públicas deben ser seriamente elegidas, ampliamente consensuadas, aceptadas y puestas en marcha mas alla de quien sea el que le toque gobernar, por lo tanto tiene que formar parte de “La Estrategia de la Nación”, que con independencia del partido, la ideología, solamente puedan ser mejoradas en su ejecución gobierno tras gobierno.
No son muchas, ni muy difíciles de adivinar, es volver a las fuentes, como dijo el Presidente Obama al asumir su cargo, volver a los valores de la producción, el trabajo y la educación y, no es suficiente volver a los valores mencionados, tenemos que acordar los instrumentos que posibiliten que esto no sea un mero enunciado.
En estrategia, se fijan metas a mediano y largo plazo, en el día a día, hacemos encarrilamiento de las acciones que nos conduzcan a esos objetivos y todos, y cuando digo todos no solo me refiero a los políticos sino a la dirigencia en general deben (debemos) encolumnarse en pos de esas metas, hasta lograrlas, con día y hora, con metas intermedias que van desde lo más urgente hasta lo más importante.
Ni Dios es argentino, ni las alquimias producen resultados, las naciones que han progresado lo han hecho con sus diferencias, con sus antagonismos, con sus particularidades y lo han podido lograr y la argentina lo terminara haciendo, le guste a quien le guste. Aquí también cito a Perón, porque esto se hará “con los dirigentes o con la cabeza de los dirigentes”
Nada, absolutamente nada contribuye ampararse en la crisis del 2001/2002 para justificar lo que hoy está ocurriendo en el país, salvo sacar lecciones y no justificaciones. Nada absolutamente nada justifica a la dirigencia política, sindical o empresarial, tirarse por la cabeza errores cometidos en el pasado, solo los que no han sabido aprender de ellos, los que han lucrado con ello tienen la necedad de descalificar a otros por sus errores del pasado, estaríamos negando la capacidad de aprendizaje, de experiencia, y de evolución en las personas y, estas tres razones son parte, son inherentes a la condición humana, también lo son la soberbia y la tozudez.
Perón vino a la argentina luego de 17 años de exilio, no era el mismo que se fue en el ’55, porque las experiencias vividas en el exilio le enseñaron cosas diferentes, Balbín no salto el cerco para reunirse con su “enemigo” porque renuncio a sus ideas, Frondizi no se desdijo en sus actos de Gobierno lo escrito en Politica y Petróleo, para los tres hubo aprendizaje, experiencia y la necesidad de mirar a la Nación como un proyecto común, de crecimiento y desarrollo, con un estado vigilante, que resguarde a través de políticas públicas fiscales que garantice una genuina distribución de la riqueza y genere posibilidades para todos.
La riqueza para ser distribuida debe ser generada, pensar que con endeudamiento, políticas fiscales complejas, manipuleo de reservas y discursos descalificatorios saldremos adelante nos induce a lo que ya hemos vivido, y así nos ha ido.
Hemos probado de todo en este país, gobernaron y legislaron todos en la argentina, no será este el momento de reflexionar y decir, ¿Por qué no probamos lo que ha sido exitoso en otras naciones, no las que están lejos, las cercanas, la de nuestros vecinos?
¿Por qué esa tendencia a querer reinventar la rueda?, la única forma que un país, una Nación avance, crezca, evoluciones y contenga a sus ciudadanos es tra-ba-jan-do, cada uno en su lugar, o como dice el dicho criollo “cada lechón en su teta es el modo de mamar “
Si logramos hacer esto, afloraran lo mejor de nuestras potencialidades, el país se pondrá de pie, ganaremos el prestigio perdido, renacerá la esperanza y quizás, más temprano que tarde, ALGUN DIA SEREMOS PATRIA.

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