sábado, 25 de julio de 2009

Dialogar, dialogismo

(Del lat. dialogismus, y este del gr. διαλογισμός).
1. m. Ret. Figura que se realiza cuando la persona que habla lo hace como si platicara consigo misma, o cuando refiere textualmente sus propios dichos o discursos o los de otras personas, o los de cosas personificadas.


Por Enrique García-Mansilla

Desde el pasado 29 de junio, ya consolidado el triunfo opositor, se ha desatado una suerte de maratón dialoguista, es como si se quisiera recuperar estos pasados años de aislacionismo en el que el Gobierno Nacional se ha encerrado.

El dialogo, como camino para el entendimiento y medio de consenso, es productivo, es más, es necesario, sobre todo para quienes ejercer el poder y viven el microclima que encierra a los gobernantes en una suerte de burbuja que los aleja del pensamiento de la sociedad o sus reacciones ante las medidas que se adoptan, por el contrario cuando el dialogo se transforma en una suerte de gimnasia sin contenido lo único que hace es distraer y evitar que los acontecimientos se modifiquen.

Es cierto lo dicho por el Ministro del Interior, el Gobierno está dispuesto a escuchar, tomar nota pero, finalmente, es el que tiene que adoptar las decisiones y tratar de conciliar los intereses de la sociedad.

Ahora bien, estos dichos deben estar conciliados con el mensaje que la ciudadanía envió al Gobierno en las urnas el pasado 28 de junio, 70% del electorado rechazo las políticas que se están aplicando y, es aquí donde la capacidad de cambio del gobierno debe estar puesta a prueba, como por ejemplo, cambiar el modelo autócrata y autista que hasta ahora se ha venido imponiendo desde el Ejecutivo.

Si la mayoría de los partidos han cuestionado la integración y forma de actuar del Consejo de la Magistratura, habrá que revisarlo, le guste o no a la Dra. Conti y al Sr Kurnkel, porque el 70% de los votantes lo hicieron en base a las propuestas de los candidatos de que esta institución seria cambiada, por lo tanto no es serio que el nuevo Ministro de Justicia declara que este Consejo no se cambia.

La resolución del conflicto con el campo debe tener una solución, Argentina no puede seguir reduciendo su stock ganadero y para ello hay que adoptar políticas concretas, ya que la reposición de cerca de 3 millones de cabezas perdidas no se hace de un día para el otro, es un ciclo y los ganaderos deben tener señales concretas y serias, así como medidas de mediano y largo plazo que los aliente al crecimiento de dicho stock.

Otro tanto va para la lechería, los granos y las economías regionales, en definitiva lo que hay que hacer es cerrar el conflicto que inútilmente se abriera en marzo del 2008 y cambiar las perspectivas del sector que por su dinamismo, puede aportar mucho a la solución de los problemas que afectan a la economía y el país.

Deberá el nuevo Ministro de Economía sincerar la verdadera situación fiscal y desde el dialogo intentar revertir la situación de las cuentas públicas con una recaudación que no crece y un gasto que no se detiene.

El empleo, el salario, la pobreza y la indigencia no se resuelven solo con dadivas o políticas de apoyo y solidaridad, estas deben ser transitorias hasta que la verdadera solución aparezca y esta es crecimiento, acumulación de riqueza y una distribución ordenada, justa y planificada, el mismo discurso oficial así lo ha venido marcando, acumulación con redistribución, a la inversa no es otra cosa que clientelismo político, que abundó en los últimos tiempos y no ha dado los réditos que el Gobierno esperaba.

La sociedad se ha manifestado en forma plural, a través de diversas expresiones políticas, ello nos advierte que no podemos hacer cualquier cosa con la Ley de Radiodifusión, sino que debemos garantizar y alentar que las diversas formas de expresión tengan cabida en la sociedad, sin limitaciones o restricciones, que la necesidad de integrarse a un mundo más global y serio no nos puede encontrar asociados a los regímenes que quieren perpetuarse en el poder y sojuzgar las libertades democráticas y republicanas, no nos queremos parecer a esos regímenes que utilizan la democracia para acceder al poder y luego desde allí transformarse en dictadores modernos, que aplastando a la oposición y restringiendo las libertades públicas pretenden hacer del poder un coto de caza individualista y patotero.

Dialogar, conversar, es escuchar, asimilar el mensaje del contrario y, si este es además triunfador en un proceso electoral, tomar nota y encarar las modificaciones necesarias que surjan de una lectura honesta y realista de la realidad, solo así habrá no solo institucionalidad sino, lo que es más importante gobernabilidad.

No debe ser el dialogo una forma de distraer a la sociedad con hechos vacíos de contenido y que no se reflejen en los actos de gestión, esto seria dialogismo, y como todos los “ismos”, terminan siendo dañinos para todos y, la argentina está en un momento crítico de su situación política, económica y social.

El dialogo requiere, por último, un fuerte sinceramiento de las partes, poner las cosas en su lugar y partir de realidades tangibles, no está incluido ni en discursos altisonantes ni en gestos mediáticos, está en las acciones y medidas que se adopten y entonces se empezara a conseguir la credibilidad y la confianza para revertir el estancamiento, la fuga de capitales y la esperanza de que, invirtiendo, con regla claras y con un basamento serio de seguridad jurídica, se puede volver al crecimiento, afianzar el desarrollo, generando igualdad de oportunidades para todos, con trabajo estable y educación de excelencia.

Se escucha a los dirigentes gremiales pidiendo no ya sostenimiento del empleo, sino incrementos de salarios, justificando que en los pasados años los sectores productivos ganaron mucha plata, es cierto, pero también es cierto que en ese periodo aumentó el empleo, la participación del salario de los trabajadores en el producto bruto, o sea, no quedaron marginados de la mejora económica y por lo tanto hay que dejar de lado los slogans engañosos y adecuarse a la realidad presente para que haya soluciones futuras.

Si estos mecanismos continúan será una dialogo entre sordos y no aparecerán las soluciones que con urgencia se necesitan.

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