martes, 17 de marzo de 2009

Nos robaron el pasado, hipotecan el futuro. Solo nos queda la esperanza


“Cosas vederes Sancho, que non crederes”
“Don Quijote” (M. de Cervantes Saavedra)

Por Enrique García-Mansilla


Esta Argentina nuestra no deja de sorprendernos, y tan solo me estoy refiriendo a los últimos 62 años en los que yo he vivido: en lo político, en lo económico, creo que al igual que muchos de mis lectores, no salimos del asombro de lo que a diario nos depara la realidad cruda con la que nos enfrentamos.

Fuimos el 5to. país más importante del mundo, tierra de esperanza para infinidad de inmigrantes que, detrás de nuestras riquezas naturales vinieron a estas tierras a trabajar, prosperar y darle a sus hijos un futuro promisorio, frente a una Europa desbastada por guerras y carencias económicas, Argentina, en los primeros cuarenta años del siglo XX era, para muchos hombres y mujeres “la tierra prometida”.

El progreso económico, el desarrollo cultural, la movilidad social, las ciencias y las artes, nuestras riquezas naturales, en fin, todas las maravillas del mundo concentradas en estos 2.700 mil kilómetros cuadrados de tierra, alimentaron al mundo con granos, con carnes, con lanas y aportaron a las ciencias nombres que hoy casi no se recuerdan, poco se los menciona y que el mundo supo reconocer otorgándoles las más altas distinciones a las que todos aspiran, en reconocimiento de su esfuerzo, tesón y sabiduría. Digámoslo en vos alta, que nuestros hijos escuchen de nuestros labios que el ser Argentino era un factor distintivo en el concierto de las naciones.

Hoy, solo se nos recuerda por los desaciertos que hemos venido cometiendo, en los últimos 60 años, nombres como Houssay, Leloir, Saavedra Lamas, por solo mencionar algunos, han sido remplazados por Maradona, Vilas, y otros, y toda esa tradición está siendo olvidada por las nuevas generaciones, nada cuestiono de los deportistas mencionados, pero solíamos ser algo más que una pelota o una raqueta.

De tierra de promisión no hemos transformado en el país de las oportunidades perdidas, de los logros olvidados y, hoy nuestros hijos miran al mundo como alternativa para el progreso, pues no encuentran en su terruño la esperanza y la ventura que nos hizo importantes ante los ojos de los hombres del mundo.

Mientras en el mundo hay hambre, nosotros desapoderamos a la mas fabulosa fabrica de alimentos del planeta de sus riquezas y esperanzas, so pretexto de que si no lo hacemos no podemos pagar a nuestros docentes, tener una mejor salud y un mejor futuro para los desocupados, los indigentes, y tras estos sofismas solo escondemos el engaño, la confiscación, y la mentira con la que a diario llenamos horas de comunicación que idiotizan al pueblo, lo confunden y, lo que es peor, generamos expectativas que, inexorablemente nos llevaran a una nueva frustración, de la larga serie que hemos venido padeciendo.

“Serás lo que debas ser o no serás nada”, sentenciaba algún prócer, pues nosotros nos hemos transformado en eso, en nada, y por ello desde la prepotencia política pretendemos ser modelo para el mundo, al menos en la política y en lo económico. Si escuchamos las perogrulladas de nuestra PresidentE/A, describiéndonos como el paraíso, complicado por “el derrumbe” del capitalismo internacional, que por su crisis ponen en riesgo nuestro futuro, los que algo de memoria tenemos, no podemos dar crédito a lo que escuchamos, Argentina estará complicada por los desaciertos del mundo, como si nosotros perteneciéramos a un mundo extraterrestre, inmunes a las realidades ocurridas en estos mismos últimos 60 años.

Con la riqueza y la cultura perdida, vino el engaño, la política pequeña, el ataque a todo aquello que representa una posibilidad de éxito y futuro, y por sobre todo la mentira, transformada en paradigma de la política, utilizada sin pudor, sin vergüenza por los máximos dirigentes de la Nación.

Ahora, para no dañar a la sociedad, en vilo por la crisis, nuestra PresidentE/A ha descubierto que se hace necesario adelantar la contienda electoral, para que el debate político no genere mayores problemas a la sociedad, sumergida en una crisis, que antecede a la mundial y que cohabitando con ella nos pondrá frente a dolorosas pruebas que deberemos afrontar, la verdad es muy distinta, es una cuestión de oportunidad y dinero.

¿Teme el Gobierno que se le terminen los dineros confiscados a los ahorristas de las AFJP antes de octubre, y se desplomen los superavits gemelos?, ¿teme el gobierno que la desastrosa imagen pública que ha sabido crearse, luego de darle a la Nación una crisis gratuita e innecesaria se profundice y no le alcance para un papel digo en octubre?, ¿pretende el gobierno evitar que se estructuren antes de octubre polos opositores que le disputen la elección y con ella le restrinjan la escribanía política que hoy tiene en el Congreso?, ¿o para el caso es una combinación de estos interrogantes que inspiran al gobierno violar las leyes Electorales y con ella la igualdad de oportunidades políticas de todos los pensamientos que enmarcan el arco político?

Seguramente todos tendremos una visión o respuesta a estos interrogantes, que no son solo míos sino de muchos argentinos que, hartos de tener vergüenza por lo que nos ocurre nos formulamos cada vez que desde el “Atril” escuchamos la propaganda oficial de boca de la mismísima PresidentE/A de nuestra Nación.

Estemos atentos, prestemos mucha atención a los próximos pasos de nuestros dirigentes, porque estamos entrando en un terreno muy peligroso en donde se está jugando no solo el futuro nacional, sino la paz social, estamos estirando la piola más de la cuenta, y que como el hilo, puede cortarse y, de ocurrir, nada bueno nos espera.

Dios ya no es más argentino y, la mano de Dios ya no rinde frutos, esperemos que la oposición, le otorgue seriedad a los pasos que se han de dar, para que, podamos salir de la decadencia, la ignorancia del mundo serio y volver, cuanto menos, a escalar lentamente en la consideración del contexto internacional. No vaya a ser que, con este cambio que vendrá después de esta crisis, nosotros nos quedemos afuera, porque, el que este distraído pagara duras consecuencias cuando la realidad se observe con los ojos de la retrospectiva que da la historia.

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