martes, 31 de marzo de 2009

Macri, De Narváez y Solá (Una UTE politica para las proximas elecciones)

Como no podía ser de otra forma, los ex peronistas ahora conversos kirchneristas, se arrogan la pertenencia peronista y denostan, cada vez que pueden, a aquellos que habiendo militado en el justicialismo tradicionalmente deben salir a buscar un espacio para poder formar parte de esta contienda.

Por Enrique García-Mansilla

El PRO, o mejor dicho el Macrismo consolidado en la Capital Federal con una pata en la Pcia de Buenos Aires a través de Jorge Macri se largan a un proyecto más ambicioso, intentar nacionalizar el partido con una alianza que hasta ahora parece funcionar, recurriendo a los peronistas disidentes; peronistas disidentes es un eufemismo para auto designarse aquellos que son y han sido siempre integrantes del justicialismo y que, han quedado desplazados del espacio peronista que dice representar Néstor Kirchner, que llego al poder con otra fuerza y absorbió algunos funcionarios que actuaron junto a Eduardo Duhalde en el Gobierno Nacional o de Felipe Sola al abandonar la Gobernación de Buenos Aires.

En política no suele hablarse de traición, se dice “reacomodamiento estratégico”. Al menos así me enseño a mirarlo Arturo Frondizi cuando Alende le robo el partido Intransigente.

De Narváez, nuevo en esto de la política y justicialista, tuvo en las elecciones del 2007 que conformar una alianza con el PRO ya que el peronismo Kirchnerista no le daba un espacio adecuado en la estructura peronista de esa elección, cuando digo espacio adecuado estoy diciendo básicamente que las listas se conformaron a dedo y la tradicional interna quedo solo al arbitrio del dedo de Néstor, no que hubiera quedado fuera de la elección.

Como no podía ser de otra forma, los ex peronistas ahora conversos kirchneristas, se arrogan la pertenencia peronista y denostan, cada vez que pueden, a aquellos que habiendo militado en el justicialismo tradicionalmente deben salir a buscar un espacio para poder formar parte de esta contienda.

Es una verdadera pena que Macri en la capital no haya podido generar figuras alternativas que posibiliten que el Pro no tenga que echar mano a funcionarios ya electos para conformar las listas que han de llevarse en ese distrito. Su segunda, Gabriela Michetti, seguramente con la mejor imagen pública en la capital, será la encargada de llevar el estandarte del PRO en las próximas elecciones.

Inteligente, mesurada, firme en sus convicciones, con mas animo de dialogar que confrontar, será expuesta a las fieras gubernamentales y ello nos demostraran el grado de equilibrio y seguridad que esta mujer pone cada vez que se está frente a una confrontación, esa es la calidad de hombres y mujeres públicos que necesitamos, máxime en tiempos de crisis y crispación como los que vivimos.

La provincia de Buenos Aires es otro cantar, están los intendentes, detrás de ellos los punteros y no ahorraran esfuerzos para desplegar toda su pirotécnica verbal sobre los candidatos de la oposición y no se imaginan lo que esto será si Kirchner es la cabeza de la lista que para armar zafarrancho no necesita muchos justificativos y su incontinencia verbal es de sobra conocida.

Debemos por lo tanto estar preparados para una confrontación casi bélica en donde el Gobierno Nacional abusara de los recursos del Gobierno para con ellos comprar cuanta voluntad se ponga en el camino. Hará lo que no ha hecho hasta ahora, usando sin pudor y casi con escándalo la billetera del poder para tratar de doblegar voluntades y obtener réditos políticos que de otra forma serian inalcanzables.

La marginalidad, la desigualdad y la pobreza serán expoliadas y exprimidas hasta el hartazgo en la Provincia ya que la concentración de ella en el conurbano ha sido la fabrica que los K no han dejado de producir porque la mercancía más barata para comprar es la necesidad humana; ya lo hicieron en el 2007 dilapidando ingentes recursos de los ciudadanos y del Estado y lo repetirán ahora sin importar el riesgo que ello implique, básicamente porque no les interesa el estado de la Nación sino básicamente hacer de su ya fracasado modelo un estandarte para colocar junto a otros trofeos adquiridos sin perjuicio alguno.

Acusan al acuerdo Macri, de Narváez y Sola, de ser acuerdo de la derecha en un tiempo y espacio en que a los ciudadanos poco les importa en qué lado de la silla se sienten los candidatos sino que lo único que quieren es mayor bienestar, buen presente y, por supuesto, mejor futuro; la derecha o la izquierda siguen siendo unas palabras sin contenido para la gente y discurso para los políticos.

Obviamente que la zurda telúrica también usa estos adjetivos y siguen prendidos a una dialéctica política que no llega, no convence y es absolutamente inoperante, porque al igual que el liberalismo tradicional, en un mundo global, tienen muy poco margen de acción frente al pragmatismo de la realidad.

Ojala que estos espacios que se están generando sean sinceros, claro en ideas y con proyectos genuinos tal como demandan los ciudadanos, que las ansias de triunfar no los lleve a contagiarse de los verdaderos enemigos, que desde el gobierno tratarán de destruir toda alternativa sea esta superadora o no y no duden que han de utilizar todos los mecanismos a su alcance para lograrlo.

Ya usaron la trampa para modificar el Código Electoral, cuidémonos de que no usen el fraude para consolidar sus espurios propósitos. Porque tienen todo en abundancia, menos escrúpulos.

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