martes, 11 de agosto de 2009

Pan y circo

Cuando en el viejo Imperio Romano los Cesares idearon el Coliseo lo hicieron para distraer al pueblo que sumido en la pobreza ponían en duda no solo la divinidad del “Imperator” pero también su habilidad para gobernar eficientemente sus dominios. Muchos de ellos se ocuparon mas de expandir sus fronteras que en darle a sus ciudadanos una vida digna, o lo que es más grave, solo podían tener una vida digna si integraban sus legiones.

Por Enrique García-Mansilla

No obstante, pan y circo, era una práctica muy redituable, ya que permitía adormecer las conciencias del público, con espectáculos que a veces resultaban aberrantes o ridículos.

Estos espectáculos comenzaban con los soldados de Cesar, repartiendo hogazas de pan ante el público, previa aparición del Cesar para que la multitud lo vivara entusiasmada antes del inicio del show, esto es el circo.

El mundo ha evolucionado y mucho, pero la mentalidad de pan y circo de algunos gobernantes ha quedado impregnada en sus inconscientes y lo han aplicado sin ningún tipo de consideración a los pueblos que les ha tocado gobernar.

Pan y Circo, necesita de algunos elementos para que sea efectivo en el consiente colectivo, uno de ellos es la pobreza, la miseria y la poca percepción del conocimiento, ya que la ignorancia es un gran motor de este concepto. Necesita de gladiadores, en el pasado estos eran esclavos que exponían sus vidas en la arena del espectáculo, en el presente, estos gladiadores son simples hombres con ciertas habilidades, personales o colectivas que, dominados por el dinero, están dispuestos a electrizar a la gente a través del deporte, que al igual que ayer, tiene por objetivo ganar, humillar o aniquilar al adversario en canchas que, paradójicamente han conservado el estilo de coliseo en su conformación arquitectónica: el futbol se ha transformado en el circo moderno y mecanismo de expresión casi salvaje de las frustraciones del pueblo, conducidos por las barras bravas, que cada Institución o Club tiene, fomentada o financiada por los dirigentes deportivos.

Este año, el futbol entro en crisis, sus deudas en general y en particular con los jugadores están poniendo en riesgo el inicio del campeonato, y el gobierno salió a intervenir para que el circo continúe. Etchegaray de la AFIP les otorgo 10 años para el pago de los impuestos no atendidos a tiempo, los medios de difusión pusieron cerca de 90 millones de pesos para que tanto los clubes como los jugadores salden sus obligaciones y, el inefable Kirchner, según fuentes de la negociación, pretende que los emisores de televisión por cable, abonen $12 por cada uno de sus cables avientes, no se sabe si a la AFA o a los clubes, lo que involucra un bonito negocio de $ 600 millones de pesos.

Mientras esto ocurre, la amenaza del futbol gratuito por medio de la Televisión Pública, pende sobre la cabeza de aquellas organizaciones qué han hecho del futbol un pingüe negocio.

Lo más curioso es que los futbolistas ya no pertenecen a los clubes o no son de los clubes, ya desde las categorías de menores, los “busca talentos” los hacen firmar contratos que los vinculan a ellos y, con esos contratos los venden y transfieren a placer, con inmensas ganancias, perjudicando a las entidades deportivas y generando en los jugadores expectativas de ingresos que no se condicen ni con la situación general de las sociedades, ni con la lógica de ingresos por habilidades vs. Conocimientos.

Como será la situación que el Papa, Benedicto XVI ha mencionado en alguno de sus discursos la falta de pudor en los precios de transferencia de los jugadores de futbol, frente a una situación mundial, en donde el hambre y el desempleo es la crónica de cada día.

Los modernos dirigentes actuales actúan, al igual que el Cesar, a idiotizar al Gladiador estrella, para que a través de este espectáculo circense, se adormezca la conciencia de los pueblos que hambrean, que pretenden dominar y, los alejan de las posibilidades de la educación, único medio que les permitiría ser verdaderamente libres y acceder a la igualdad de oportunidades y, nada que agregar cuando se fomentan a las barras bravas, escuelas de patoteros y delincuentes que mantienen a raya a las villas y localidades en las que operan, esto con el apoyo financiero y soporte de los dirigentes que, luego, con cara de ingenuos se hacen los distraídos con sus desmanes.

El deporte bien entendido, con contenido y ejemplos serios es una parte esencial de la formación de los niños y la juventud, genera carácter, espíritu de equipo, sentido de la sana competencia, cuando es usado como placebo de los males de la sociedad, degrada su sentido y confunde a sus seguidores, y lejos de ser una reafirmación de los valores del esfuerzo, se transforma en un camino hacia la ejemplaridad negativa.

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