miércoles, 5 de agosto de 2009
Patria, patria mía, ¡estás viva!
Es cierto, debemos decir y gritar ¡BASTA!, y ese basta, se comenzó a expresar en las pasadas elecciones, en las cuales no solo se pidió más dialogo, mas consenso, sino también cambios de modelos, de conductas, de políticas...
Por Enrique García-Mansilla
Alejado de la emoción del momento, acabo de releer el discurso del Presidente de la Sociedad Rural Argentina, con motivo de la 123 inauguración de la comúnmente denominada Exposición Rural, que año tras año abarca cada vez mas sectores agroindustriales, fabricantes de maquinarias agrícolas y, sobre todo del esfuerzo de tanto hombres y mujeres del interior que, mejorando las especies, generan mejor calidad en granos, animales con objeto de elevar la calidad y la producción de lo que desde esta columna hemos denominado “la más grande, amplia y eficiente industria de los alimentos” del mundo.
Se hablo en ese discurso de Patria, que no es otra cosa que un sentimiento que se anida en el alma del ser argentino, en este caso y que, pese a la desazón de las adversidades opera como un poderoso motor que, hace que cada mañana, cada hora de nuestra existencia nos haga fuertes para tratar de sobrellevar las contrariedades de los tiempos y, de ellas sacar lo mejor que cada hombre y mujer, del campo, de la ciudad, de la industria y el comercio tienen para seguir adelante, con vigor y esperanzas porque es allí donde radica la fuerza del ser interior, con independencia de ideologías y clases sociales.
El 28 de marzo del 2008, en un artículo que titule “Algún día seremos Patria” dije: “Estaremos en un punto de inflexión histórico en donde se hace necesario, hoy más que nunca que se formalice la tan mentada unidad del territorio nacional. Lloramos la perdida de las Malvinas; ¿Qué hacemos por Tucumán, Salta, Catamarca, La Rioja, Tierra del Fuego, Nuestra Patagonia, en fin por las actuales provincias argentinas?, la respuesta es nada. Les quitamos el ferrocarril, escamoteamos los recursos coparticipables, los visitamos solo para hacer proselitismo electoral, los adulamos cuando necesitamos sus votos en el senado o en las elecciones nacionales, le succionamos sus recursos, no alentamos la creación de agroindustrias, mientras seguimos apilando gente en la Capital y el conurbano bonaerense”.
Con idéntico sentido, el Sr. Presidente de la Rural, invoco desde el campo a la Patria, a su vergüenza por la existencia de la pobreza, marginalidad e indigencia en el país de la carne, el pan y la leche, que por tozuda en insostenible actitud del Gobierno Nacional, deberemos importar al cumplir el año próximo el Bicentenario.
Todos, absolutamente todos escuchamos la conferencia de prensa del Jefe de Gabinete de Ministros y la larga y numérica exposición de la Licenciada Débora Giorgi, mencionando subsidios acá, apoyos allá, medias de todo tipo y me recordó aquel infeliz discurso presidencial que pretendió decirnos a los argentinos que el Gobierno había ganado frente a una soberana paliza propinada por la sociedad en las elecciones del 28 de junio.
Con esos recursos, dijo Anibal Fernández, podríamos haber realizado, hospitales, viviendas, escuelas y haberle dado trabajo a miles de argentinos, la respuesta no se hizo esperar, donde fueron a parar nuestros succionados 30.000 millones de dólares, si la pobreza no bajo, si la desocupación aumento y, sobre todo la producción ya no alcanza para la subsistencia de los propios productores.
Todo en este Gobierno es improvisación, los superávits gemelos se están cayendo, frenamos, limitamos las importaciones básicas, para que los números muestren el comercio internacional positivo y, con esos recursos financiamos a tremenda fuga de capitales, las exportaciones en lugar de impulsarse, promoverse e incentivarse, se frenan y limitan con tramitaciones burocráticas e innecesarias.
No lo dijo Biocatti, lo digo yo, lo que está ocurriendo en nuestro país es obsceno, estamos mostrando al pueblo y al mundo lo peor de las entrañas de un gobierno que se dice progresista, que se dice acumulador, que se dice redistribuidor, y actúa sin pudor en la mentira y la corrupción.
Es cierto, debemos decir y gritar BASTA! y ese basta, se comenzó a expresar en las pasadas elecciones, en las cuales no solo se pidió más dialogo, mas consenso, sino también cambios de modelos, de conductas, de políticas y, pareciera que el poder solo leyó a medias el mensaje, leyó la parte que más le conviene y no la que la sociedad mas necesita.
¿Seguiremos viviendo la vergüenza de tanta pobreza y marginalidad?, ¿seguiremos paralizando la producción por venganza política?, ¿seguiremos castigando a la patria por las adversidades políticas?, ¿seguiremos asociados con los indeseables del continente, en lugar de estar al lado de los que crecen, superan adversidades y alientan a sus pueblos?
Aunque el presente se vea oscuro, el futuro es alentador, la maquinaria productiva está intacta, el corazón de sus actores expectante, por lo tanto, en ellos vive, palpita y resuena como un trueno vigoroso, ese sentido de Patria que, nos hará superar este escarnio.
Por Enrique García-Mansilla
Alejado de la emoción del momento, acabo de releer el discurso del Presidente de la Sociedad Rural Argentina, con motivo de la 123 inauguración de la comúnmente denominada Exposición Rural, que año tras año abarca cada vez mas sectores agroindustriales, fabricantes de maquinarias agrícolas y, sobre todo del esfuerzo de tanto hombres y mujeres del interior que, mejorando las especies, generan mejor calidad en granos, animales con objeto de elevar la calidad y la producción de lo que desde esta columna hemos denominado “la más grande, amplia y eficiente industria de los alimentos” del mundo.
Se hablo en ese discurso de Patria, que no es otra cosa que un sentimiento que se anida en el alma del ser argentino, en este caso y que, pese a la desazón de las adversidades opera como un poderoso motor que, hace que cada mañana, cada hora de nuestra existencia nos haga fuertes para tratar de sobrellevar las contrariedades de los tiempos y, de ellas sacar lo mejor que cada hombre y mujer, del campo, de la ciudad, de la industria y el comercio tienen para seguir adelante, con vigor y esperanzas porque es allí donde radica la fuerza del ser interior, con independencia de ideologías y clases sociales.
El 28 de marzo del 2008, en un artículo que titule “Algún día seremos Patria” dije: “Estaremos en un punto de inflexión histórico en donde se hace necesario, hoy más que nunca que se formalice la tan mentada unidad del territorio nacional. Lloramos la perdida de las Malvinas; ¿Qué hacemos por Tucumán, Salta, Catamarca, La Rioja, Tierra del Fuego, Nuestra Patagonia, en fin por las actuales provincias argentinas?, la respuesta es nada. Les quitamos el ferrocarril, escamoteamos los recursos coparticipables, los visitamos solo para hacer proselitismo electoral, los adulamos cuando necesitamos sus votos en el senado o en las elecciones nacionales, le succionamos sus recursos, no alentamos la creación de agroindustrias, mientras seguimos apilando gente en la Capital y el conurbano bonaerense”.
Con idéntico sentido, el Sr. Presidente de la Rural, invoco desde el campo a la Patria, a su vergüenza por la existencia de la pobreza, marginalidad e indigencia en el país de la carne, el pan y la leche, que por tozuda en insostenible actitud del Gobierno Nacional, deberemos importar al cumplir el año próximo el Bicentenario.
Todos, absolutamente todos escuchamos la conferencia de prensa del Jefe de Gabinete de Ministros y la larga y numérica exposición de la Licenciada Débora Giorgi, mencionando subsidios acá, apoyos allá, medias de todo tipo y me recordó aquel infeliz discurso presidencial que pretendió decirnos a los argentinos que el Gobierno había ganado frente a una soberana paliza propinada por la sociedad en las elecciones del 28 de junio.
Con esos recursos, dijo Anibal Fernández, podríamos haber realizado, hospitales, viviendas, escuelas y haberle dado trabajo a miles de argentinos, la respuesta no se hizo esperar, donde fueron a parar nuestros succionados 30.000 millones de dólares, si la pobreza no bajo, si la desocupación aumento y, sobre todo la producción ya no alcanza para la subsistencia de los propios productores.
Todo en este Gobierno es improvisación, los superávits gemelos se están cayendo, frenamos, limitamos las importaciones básicas, para que los números muestren el comercio internacional positivo y, con esos recursos financiamos a tremenda fuga de capitales, las exportaciones en lugar de impulsarse, promoverse e incentivarse, se frenan y limitan con tramitaciones burocráticas e innecesarias.
No lo dijo Biocatti, lo digo yo, lo que está ocurriendo en nuestro país es obsceno, estamos mostrando al pueblo y al mundo lo peor de las entrañas de un gobierno que se dice progresista, que se dice acumulador, que se dice redistribuidor, y actúa sin pudor en la mentira y la corrupción.
Es cierto, debemos decir y gritar BASTA! y ese basta, se comenzó a expresar en las pasadas elecciones, en las cuales no solo se pidió más dialogo, mas consenso, sino también cambios de modelos, de conductas, de políticas y, pareciera que el poder solo leyó a medias el mensaje, leyó la parte que más le conviene y no la que la sociedad mas necesita.
¿Seguiremos viviendo la vergüenza de tanta pobreza y marginalidad?, ¿seguiremos paralizando la producción por venganza política?, ¿seguiremos castigando a la patria por las adversidades políticas?, ¿seguiremos asociados con los indeseables del continente, en lugar de estar al lado de los que crecen, superan adversidades y alientan a sus pueblos?
Aunque el presente se vea oscuro, el futuro es alentador, la maquinaria productiva está intacta, el corazón de sus actores expectante, por lo tanto, en ellos vive, palpita y resuena como un trueno vigoroso, ese sentido de Patria que, nos hará superar este escarnio.
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