Por Enrique García-Mansilla
Los países que han salido adelante y han prosperado en el mundo, mas allá de su sistema político, o de las políticas económicas que han implementado, han tenido un hecho o hechos que han sido los motores del crecimiento y desarrollo, de la base de movilidad de la sociedad y el respeto de los demás países del mundo que, los ha hecho apetecibles para los inversores propios y extranjeros, este hecho no es ni más ni menos que la seguridad jurídica.
Esta ha sido el basamento fundamental de la institucionalidad y la gobernabilidad de casi todos los países del mundo serio, mas grandes, mas chicos, más ricos o menos ricos, los primeros atrayendo por su poderío natural, los segundos por sus cualidades constitucionales, sin distinción. Es así como vemos países con abundantes recursos poderosos al igual como aquellos que no poseen dichos recursos, como el caso de Japón.
La Republica Argentina se ha caracterizado en las últimas décadas por carecer de ese elemental recurso, que no es natural, que no proviene de la cultura y si de la inteligencia y es, casualmente la falta de seguridad jurídica, que es independiente de la probidad o no de los Jueces, de la calidad o no de la Suprema Corte de Justicia y, es el apego a la ley, a sus consecuencias, me sean o no favorables pero que dan, a propios y extraños la seguridad de que es en su amparo, el de la ley, en donde se resguarda el honor, el patrimonio y las acciones de los ciudadanos.
Podrá haber dialogo, podrá haber buenas intenciones tanto oficiales como opositoras pero si no hay una fuerte y demostrada cultura de seguridad jurídica, no seremos jamás elegibles por los inversores, sino lo que tendremos serán oportunistas y especuladores que circunstancialmente apuesten a las ganancias cortas que sabrán saber con qué velocidad sacar cuando los vientos cambien de rumbo.
La seguridad jurídica es el apego a la Constitución y al respeto a la ley, fijando reglas que perduren en el tiempo y hagan previsible cualquier proyección futura de forma tal que, los actos jurídicos tengan un profundo valor a la hora de fijar las reglas que han de regular las acciones entre el estado y los particulares y entre los particulares entre sí.
Esto no es un acto transitorio y circunstancial, es una modalidad cultural de las naciones que debe perdurar en el tiempo para que la confiabilidad interna y externa no sea puesta en dudas en cada acto o acción, sea del Estado, representado por su Gobierno, o entre particulares, sean estas instituciones o individuos. Carecer de esta característica hace de los países volátiles, poco creíbles y no considerados en el concierto de las naciones o en las conductas de sus ciudadanos.
Podemos citar muchos ejemplos de esta constante inseguridad que nos rodea, la derogación de las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida”, aunque hayan sido injustas e imposibilitado al Estado juzgar a fondo el terrorismo de estado, es un hecho que no ha beneficiado a la sociedad, puede que hayan salido airosos los descendientes de las víctimas de esos sucesos, pero el daño producido al país ha sido mayor que el hecho reparador perseguido.
Gritar en el Congreso, “el que deposito dólares cobrara dólares” por el presidente designado por el Congreso y que luego, los ahorristas en esa divisa hayan tenido que transitar sin éxito los estrados judiciales y no haber alcanzado los derechos que habían adquirido al depositarlos, no le hizo bien a la nación en el largo plazo, podrá haber servido para la coyuntura, pero no para el desarrollo futuro de la Nación.
Por lo tanto, es en los procesos de crisis donde se pone de manifiesto la verdadera naturaleza de los apegos a la Constitución y las leyes.
No ha sido la confiscación de los recursos de los ahorristas a través de las AFJP una medida que haya servido de ejemplo o de recupero de la facultad del Estado de administrar los fondos de la clase pasiva, ya que dicho acto no fue la consecuencia de una profunda discusión parlamentaria, sobre el sistema jubilatorio, fue tan solo un manotazo a recursos que el Estado necesitaba porque ya no cumplía con sus objetivos de superávit fiscal, y no tenia donde recurrir para financiar sus desatinos.
Recientemente, y con el consentimiento del Gobierno, esto es con la anuencia de Néstor Kirchner, el vocero de prensa de la AFA, reducto dominado por un Señor Julio Grondona, conocido por ser la cabeza de la mafia del futbol, anuncio con modalidad casi copiada de los Gobiernos militares que, a partir de esta hora se anuncia la ruptura del contrato entre esa entidad y la empresa Torneos y Competencias, cuya vigencia tenia aun un lapso más largo.
Previo a este hecho, esta empresa había sido sometida a fuertes presiones para que aportara cerca de $ 500 millones a la Organización futbolista para resolver los problemas financieros de los clubes, que son un bastión de corruptela, refugio de delincuentes como son los Barra Bravas, y de negociados con jugadores a precios de escándalo, cuyos destinos, sus asociados y la sociedad, desconocen.
Pareciera y, en este país, lo que se parece es, que el gobierno le dará a AFA los recursos que reclama, $ 600 millones, mientras sigue creciendo el desempleo, la indigencia, los jubilados cobran pensiones de hambre, la recesión sigue haciendo estragos, los diputados no se devuelven asimismo los derechos y obligaciones que la Constitución les impone, solo porque el Presidente en Funciones, esta enconado con un grupo multimedia como lo es el grupo Clarín, casualmente por no haberle sido adicto y servirle a sus intenciones, y que ya anticipo el diputado Rossi en un encendido discurso que, la ley de Radiodifusión seria tratada por la actual conformación del Congreso, ignorando lo expresado por las urnas tan solo unos días atrás.
Muchas cosas pretenden los dictadores, pero entre ellas podemos citar, como más sobresalientes: oprimir a la opinión pública y la prensa, dominar a las instituciones de la Republica, ya sea cambiándolas o sojuzgándolas, y mantener a los pueblos paupérrimos, dándoles circo, en lugar de educación y cultura, herramientas indispensables para la superación nacional, y que fuera la base del crecimiento y admiración de la Argentina.
La zurda telúrica, que le dio el espaldarazo al Gobierno en la determinación de diputados, se sumo al circo, ya que vendió su voto por un pedazo de pan, por lo tanto al igual que el Gobierno, no está apostando por el derecho de igualdad de oportunidades sino por la demagógica actitud de resolver, si es que el gobierno cumple, la transitoriedad de una emergencia en la que, todos estamos de acuerdo, pero que no estamos dispuestos a ceder en detrimento de la Constitución y las Leyes, y por lo tanto no darle a quienes pretenden proteger una salida digna a quienes desean proteger.
Tiempos negros se avizoran en el futuro cercano, diciembre está lejano, los Kirchner están dispuestos a doblar la apuesta y, aseguro que lo harán, solo podemos imaginar que estos nubarrones no serán positivos, lo que no podemos decir es cuanto será el daño que se le hará a la Republica, lo que si podemos imaginar es que, costara mucho reparar lo que se espera y, con ello quedara rezagada otra generación de argentinos que será privada de los beneficios de la modernidad y la tecnología y, esté hecho no es ni menor ni intrascendente.
Solo nos queda decir: “Padre nuestro que estás en los cielos… “
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