sábado, 22 de noviembre de 2008

Patotear es el recurso de los incapaces e ignorantes

“Se tiende a poner palabras, donde faltan ideas”. - J.W.Goethe

Por Enrique García-Mansilla

El pasado miércoles los que seguimos los programas políticos vimos y escuchamos en el ciclo “A Dos Voces”, conducido por Silvestre y Bonelli un hecho bochornoso, absolutamente impropio de hombres que ejercen cargos públicos que nadie voto y fueran designados para altas funciones tanto en el Gobierno de la Nación como el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sacaré al final de la redacción mis conclusiones sobre quien, a mi juicio, es el más acertado y está basado en las mejores razones, pero primero los hechos.

Fue invitado a concurrir al programa el Jefe de Gabinete de la Ciudad de Buenos Aires para que explicara la razón por la cual un grupo de habitantes de la Villa 31, había cortado la autopista A. Illia por más de 9 horas sin que nadie interviniera y evitara el caos tremendo que le produjo a la ciudad de Buenos Aires, siendo esta la principal arteria de acceso a la Capital.

Justifico el Jefe de Gabinete este hecho con los siguientes argumentos: (a) El asentamiento esta hecho sobre jurisdicción y/o terrenos pertenecientes a la Nación, razón por la cual poco es lo que pueden hacer dentro de ella para mitigar o limitar los abusos constructivos absolutamente irregulares e insalubres que allí se efectúan, por otra parte este hecho es de larga data y el Gobierno Nacional no toma debidas cartas en el asunto.

Esto llevo al Gobierno Nacional a efectuar denuncias en la Justicia Federal para evitar que se sigan construyendo edificios sin el menor resguardo de seguridad, según un dictamen del Centro de Ingenieros. La Justicia se pronuncio prohibiendo dichas construcciones.

(b) La Ciudad de Buenos Aires no puede prevenir estos hechos y mucho menos liberar estos piquetes ya que no posee la fuerza que le permita ejercer el poder de policía para despajar las calles, ya que ellas están bajo el mando del Gobierno Nacional, dependiendo del Ministerio de Justicia de la Nación.

Dicho esto, apareció telefónicamente el Ministro de Justicia, Aníbal Fernández que, deslindó la responsabilidad en cuanto a las construcciones allí realizadas, diciendo que ese tema era resorte de la Ciudad, debiendo ser tratado el Estado Nacional como cualquier propietario de terreno que construye en la ciudad y vulnera el Código de Construcción de la misma, tachando al Sr. Rodriguez Larreta de mentiroso, y al Gobierno de la Ciudad de vagos que no quieren hacer su trabajo.

Terciaron en la discusión el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Legislatura y un diputado de la oposición, diciendo este ultimo que, no coincidía con el término “vagos” empleado por el Ministro pero si tacho de ineficaces a los funcionarios de la Ciudad, en virtud de estadísticas que exhibió sobre las partidas presupuestarias del año en curso y el avance de las obras efectuadas por el Gobierno, en donde en promedio aparentemente surgiría que, entre la asignación de montos y su ejecución no se superaba el 15%, y que por lo tanto el Gobierno de la Ciudad poseía fondos más que suficientes para resolver los problemas que la ciudad enfrenta.

Mesurada respuesta fue la que produjo el Presidente de la Comisión de Presupuesto que asistió al nerviosismo de su correligionario el Sr. Rodriguez Larreta frente al encontronazo con el Ministro Fernández.

O hay alguien que no sabe sumar o hay alguien que no sabe informar, de hecho las cifras de ejecución presupuestaria y los gráficos exhibidos fueron producidos por el Gobierno de la Ciudad.

En el campo se suele decir que, la calidad de los animales se diferencia de cómo pisan. Y como pisa el Ministro Fernández todo el mundo lo sabe: bravucón, boca floja, carente de todo principio de moderación, no nos olvidemos que es un producto de Duhalde a quien acompaño en el gabinete como Gobernador de Buenos Aires y luego en al Nacional como Secretario General de la Presidencia y Ministro de la Producción, con pocas disimuladas intenciones de acceder a la Gobernación de Buenos Aires y que hoy, denosta a su mentor político sin tapujos o pudor.

Por otra parte, el joven legislador Kirchnerista hizo su trabajo de opositor al Gobierno de la ciudad y lo hizo con mayor elegancia que el ministro, aunque quiso decir lo mismo pero más cortésmente.

Lo que si quedo claro a la audiencia en general es que entre el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad no existe dialogo serio ni es posible lograrlo, porque los K no perdonan que se los derrote, sea en manifestaciones o elecciones y a aquellos que se atreven le hacen pagar caro el atrevimiento. Esto ya lo hemos dicho y escrito. Tanto en lo referente al campo, como en lo referente al 60% de los votos obtenidos por Macri para acceder a la Jefatura de Gobierno.

No intervino el Gobierno Nacional, esto según dichos de Fernández, por dos razones, la primera es que había una Fiscal que así lo había ordenado, la segunda, porque ha sido política de este Gobierno Nacional, tolerar que los piquetes se apoderen del espacio público y han decidido no actuar en estas circunstancias.

No dijo el Ministro y si remarco el Jefe de Gabinete que, los piqueteros de la Villa 31, eran solo un puñado de vecinos que habían recibido entre $ 30 y $ 50 para efectuar el corte y que, la mayoría de los manifestantes representaban a movimientos de izquierda como lo son Quebracho, MTP y el Movimiento Obrero, por lo tanto el corte era político no exclamativo de mejores condiciones de vida.

¿Qué podemos concluir de este bochornoso episodio?, lo siguiente: el Ministro tiene razón, la Ciudad debe tratar a los invasores en los terrenos del Gobierno Nacional, como a cualquier vecino que, en su terreno vulnera los Códigos de Construcción o salubridad en la Ciudad, dicho esto, debo aclarar que no resulta socialmente justo, y políticamente correcto, actuar en este caso de forma generalizada ya que estamos frente a un asentamiento de más de 30.000 familias, que no es equiparable a la conducta de un contraventor común, por lo tanto lo que allí se haga deberá hacerse en conjunción entre el Gobierno de la Nación y de la Ciudad, y si la Nación quiere lavarse las manos, transferir estos terrenos a la Ciudad para que ellos den la solución al problema.

Lo que omitió el Sr. Ministro que, en este caso los ocupantes del terreno no son sus propietarios sino el estado nacional que nada ha hecho por preservar el patrimonio público, por lo tanto es cómplice con el asentamiento ilegal, por no decir cómplice necesario de que ello ocurra, sin recurrir a la ley para resolver el problema.

También tiene razón Rodriguez Larreta, ya que el Gobierno Nacional, en violación expresa y evidente a la Constitución Nacional votada en 1994 y que le dio la autonomía a la Ciudad no le ha traspasado a la Ciudad aquellos elementos que le permitan manejar en su jurisdicción los hechos de esta naturaleza y aun los delictivos, al no traspasar la Policía, al no traspasar los casinos, al no traspasar las tierras radicadas en la ciudad, al no traspasar los transportes y, podríamos seguir con otros elementos que hacen a la buena gestión de Gobierno de una Ciudad que, a los efectos prácticos debería ser tratada como una provincia más, es decir, no es la ciudad la que recibe, sino la ciudad la que resigna, tal como se hizo al sancionar la Constitución Nacional.

Por otra parte un Ministro de Justicia, Derechos Humanos y Seguridad no puede, no debe, no tiene que perder la compostura en un debate público, utilizando con otro representante de un Gobernante, términos y expresiones ofensivas e insultantes, no ya por respeto al interlocutor, sino por respeto a su propia investidura. Le debe pues Fernández una disculpa no a Rodriguez Larreta, sino a los ciudadanos que estábamos viendo ese programa que, muchos, como yo seguramente quedamos atónitos y preocupados por la calidad, ilustración y mesura de casualmente un ministro de la relevancia que tiene el que debe administrar la Justicia, los Derechos Humanos y la Seguridad.

La Nación Argentina, le guste o no al Gobierno Nacional, está compuesta por sus Provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quienes las conducen son y serán hombres elegidos por el pueblo, con igual o mayor legitimidad que quien ejerce la Primera Magistratura de la Nación, por lo tanto desde el poder central se les debe a esos gobernantes respeto y consideración porque ellos también, según sus plataformas e ideas, gobiernan para el bien común y la suma del bien común de cada uno de ellos es el bien común nacional.

El Poder Ejecutivo Nacional tiene delegados cuando es ejercido por una dictadura y las dictaduras no son solo las que hacen acceder con las armas a los hombres al poder, sino que también las hay cuando, no se respeta los principios republicanos, las obligaciones que genera la democracia, que se basan en el respeto por la ley, y la valoración del opositor, también en ejercicio del poder.

Por lo tanto, la forma, y la actitud del Ministro Fernández es de tal grado de irrespetuosidad que, por las formas y los términos invalida sus argumentos, los cuales no son tan claros y contundentes como él los afirma.

Tampoco es justo que, por no tener la valentía de accionar cuando se comete un delito o contravención, mantengamos de rehenes a los ciudadanos porteños o del conurbano que entran a la Ciudad Capital a efectuar sus tareas diarias, todos los Gobiernos, tanto el Nacional como los Provinciales deben, repito deben, en aras de la democracia, garantizar a todos los habitantes no solo el libre tránsito, sino también un tránsito seguro y previsible y si, para ello hay que usar el recurso de la fuerza, úselo, para ello tiene la herramientas que le da la ley y los ciudadanos se las encomendamos para ser usadas.

Pero a los K, más derechistas que los derechistas, parece que la zurda los asusta, y que las madres y abuelas de Plaza de Mayo le dictan la agenda de su accionar, de allí que estemos en el país de la impunidad.

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