“I had a dream” (M. Luther King)
Por Enrique García-Mansilla
Han pasado más de 40 años desde que el Reverendo Martin Luther King pronunciara su rezo laico, para que un Afroamericano pudiera alcanzar la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica; coincide esta circunstancia también con un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín que diera por tierra el experimento marxista colectivista que vivió el mundo desde la revolución de Octubre de 1917
Barack Obama llega pues al cargo más alto, del país más importante y poderoso del mundo en un momento singular, con 46 años, una carrera realizada en Harvard y una participación política en el Partido Demócrata que lo consagro Senador, regirá los destinos de su país que cuenta con más de 300 millones de habitantes, posee el producto bruto que es equivalente al 25% del PBI mundial y es el país con mayor tradición republicana por voluntad y decisión de los Estados que integran a los Estados Unidos.
Escuche anoche atentamente el discurso del Senador Obama, en ningún momento hizo apología de la “voluntad popular”, en ningún momento se refirió al pueblo que lo había votado, hablo de los Estados Unidos de América y su contrincante, el Senador Mc Cain, en su discurso de aceptación de la derrota mencionó “los americanos se han pronunciado” y serviré a mi país y a “mi” presidente de aquí en mas.
¿Qué lección republicana dieron ayer estos dos hombres?, no hubo resentimientos, reclamos, exaltaciones demagógicas a la voluntad popular, simplemente con simpleza uno se puso al servicio de quien desde el próximo 20 de enero estará al servicio de su Nación.
Alberdi cuando escribió Las Bases que fundamentaron nuestra Constitución Nacional, imaginó una república más o menos parecida, con nuestro colorido y tradición pero con la integridad suficiente como para que el futuro que de ella viniera nos llevara a la prosperidad económica y a la talla moral de un pueblo libre, integro con dirigentes y partidos al servicio del bien común, base y sustento de la democracia seria y efectiva.
No puedo dejar de pensar con pena, con gran dolor que nuestra democracia, cuasi bananera del tercer mundo, más cerca de las estridencias chavistas que de las bases alberdianas, tuvo en sus referencias a esta que ayer el mundo todo vio y palpito como propia.
Enmarca el acceso a la Presidencia de Obama una soberana crisis financiera internacional, con los EEUU llevados por el Presidente Bush a sus más altos niveles de desprestigio, con una recesión que ya esta lastimando el “sueño americano” y esparcida por el mundo entero; con varios frentes de guerra y algunas amenazas muy importantes para la seguridad mundial; con un severo problema de medio ambiente y con gobernantes díscolos que tales como Morales o Chávez en América Latina o los que se encuentran en el medio oriente, no van a ser ni fáciles de controlar ni cómodos para gobernar.
Fuimos, al decir de Vargas Llosa, “un enclave europeo en Latinoamérica”, hoy, no somos más que un país segundón del fin del continente, con un Brasil pujante creciendo y superando por lejos a nuestra querida argentina cuando hace tan solo 50 años ellos nos miraban con envidia y recelo.
Deberíamos reflexionar aquellos que sentimos la vocación de ser argentinos, que creemos con honrosa verdad que pertenecer a esta tierra de bendiciones es una realidad destacable y digna y contribuir, sin tapujos, sin segundas intenciones, a ocupar los puestos que supieron hacerlo los Mitre, los Sáenz Peña, los Figueroa Alcorta, los Pellegrini, aquellos hombres que puestos al servicio de la Nación hicieron que esto fuera en algún tiempo una verdadera República.
Nosotros también necesitamos un sueño.
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