miércoles, 1 de octubre de 2008

Pensando en voz alta

Cuando la argentina quiera insertarse en el mundo, primero tiene que regularizar su situación con el mundo y, después opinar con sensatez.

Por Enrique García Mansilla

Carlos Augusto Passerieu, mi abogado en el juicio que me incoara el Proceso en 1978, solia contar un cuento, que quiero compartir con ustedes:
“Se encuentran dos amigos en un casamiento, y mientras se encontraban conversando, pasa una señora, uno de ellos le dice al otro –che, mira esa mujer los bigotes que tiene, que bárbaro- el amigo mira la mujer y, sorprendido le contesta a su amigo –Hey che, es mi mujer- el amigo frente a esta respuesta, no se le ocurrió otra cosa que agregar –pero que bien que le queda

Ustedes se preguntaran a cuento de que comparto con ustedes esto, pues bien, quiero referirme al viaje que nuestra PresidentA realizo a los EEUU a propósito de la reunión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Cada vez que pudo, en cuanta reunión, foro y en la misma asamblea, la Sra. PresidentA no dejo de cuestionar la crisis financiera internacional y hasta en algunas oportunidades se permitió darle consejos al gobierno de los estados unidos, sobre la manera en que la crisis debía resolverse.

No fue Cristina Fernández la única que cuestiono ese problema, también lo hizo Lula en su discurso en la Asamblea, pero lo hizo como un Jefe de Estado de un país serio, importante en el mundo, no segregado por no pagar sus deudas, no por negar las realidades negativas de sus políticas equivocadas internas.

La PresidentA, con ese tono crítico, enojoso y con una falta total de humildad, pero sobre todo de tino, de sentido diplomático, se despacho a diestra y siniestra, sin darse cuenta de que siendo huésped de un país, debía recurrir a un lenguaje diplomático, austero, sincero pero mesurado, utilizo los mismos latiguillos que utiliza cotidianamente en el conurbano bonaerense. El canciller Taiana se olvido de explicarle que así no se comporta un Jefe de Estado serio, frente a los países serios del mundo, aun en el transcurso de una crisis de la magnitud que atraviesa EEUU en estos momentos, con fuertes repercusiones en el mundo.

Por otra parte, el Presidente Bush se está yendo, dentro de poco más de treinta días los Norte Americanos, elegirán un nuevo presidente pero la burocracia estable de los EEUU no cambia, ese establishment quedara y, con seguridad no olvidara.

Cuando la argentina quiera insertarse en el mundo, primero tiene que regularizar su situación con el mundo y, después opinar con sensatez.

Todavía no sabemos cómo le vamos a pagar al Club de Paris, seguramente será violando la autonomía del Banco Central, como lo dice el Decreto de Necesidad y Urgencia que firmo la PresidentA antes del viaje a USA, tres bancos de primera línea, acercan una oferta para cancelar las obligaciones con aquellos bonistas que no entraron en el canje, todavía no sabemos quienes entraran, si todos, algunos o aquellos bonos que fueron comprados como ganga por los bancos, y que con el ofrecimiento de nuevos fondos, le están poniendo al gobierno el chupetín en la nariz, que todavía no sabemos si será un chupetín acido o dulce. Recuerdo, que no conozco banquero samaritano, son todos más bien fariseos, por lo tanto aquí no hay gangas, hay negocio.

Para ser un poco más serio en mi comentario, y ya que mencione samaritanos y fariseos, se viene a mi memoria la parábola del hijo prodigo, que habiendo recibido su porción de la herencia, abandonó la casa, se fue de juerga y luego de perder todo y andar mendigando vuelve a la casa del padre, suplicante y humilde a pedir cobijo y, el padre lo recibe con algarabía y dicha.

Argentina, si desea volver al mundo, y quiere ser recibida con gentileza y respeto debe, primero hacer su examen de conciencia interna, resolver sus propias mentiras, como el INDEC, su relación con el campo, máximo generador de riqueza en el país, erradicar la corrupción, esto es no cuestionar la Justicia de EEUU y clamar por el mundo que es una conspiración de la CIA o el FBI, cumplir con sus compromisos externos, sean estos cuales sean, y entonces el mundo comenzara a mirar a nuestro país con beneplácito primero y aceptación después, ya que no podemos pensar que nos están esperando, lamento que así no sea Sra. PresidentA, primero deberemos demostrar que estamos en condiciones de estar sentados en la mesa internacional, y quizás en algún momento opinar con seriedad, tino y prudencia, que es lo que el mundo serio hace.

“Serás lo que debas ser, o no serás nada”, por ahora no somos nada.

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